Hay veces que, tras acomodarnos en un sillón, en la cama o inclusos sentados en el escritorio, listos para leer terminamos vencidos por el sueño, una situación frustrante que nos impide avanzar en el libro que nos interesa básicamente porque el cuerpo no nos lo permite, pero ¿por qué pasa eso?
Harold Bloom, en su libro “Cómo leer y por qué”, menciona que “no hay una manera de leer bien, aunque hay una razón primordial por la cual debemos leer”.
“La mejor forma de ejercer la buena lectura es tomarla como una disciplina implícita; en última instancia, no hay más método que el propio, cuando uno mismo se ha moldeado a fondo”, escribe Bloom.
En muchas ocasiones, las personas o tus amistades te darán recomendaciones de cómo y dónde leer, pues a lo mejor para ellos fue fácil solucionar el problema, probando cada uno de los espacios en su casa, pero no para uno, pues en este caso cada uno deberá de conocer el espacio y la posición para poder leer sin ningún tipo de problema.
“El modo en que leemos hoy, cuando estamos solos contra nosotros mismos, guarda una continuidad considerable con el pasado, cualquiera sea la vía adoptada en las academias”, menciona Bloom.
Además de la velocidad a la que leemos y la comprensión lectora que cada uno logra al momento de adentrarse en alguna novela o artículo de investigación, también está el evitar quedarse dormido, razón por la cual muchas personas podrían frustrarse y dejar la lectura.
En muchas ocasiones simplemente nos vence el cansancio como consecuencia del ritmo de vida que llevamos. La falta de concentración, el estrés, el exceso de trabajo o, incluso, no descansar bien en las noches afectan nuestra capacidad de lectura, pero hay algunas recomendaciones que podrán ayudar a superar esas dificultades.
Concentración
La falta de concentración es difícil y si no la tenemos es muy probable que no entiendas de qué está hablando el libro, por eso en el libro de Mortimer J. Adler y Charles van Doren, titulado Cómo leer un libro (Debate) da la opción de utilizar la mano como marcador u otro recurso ya que “tiende no sólo a incrementar el ritmo de lectura, sino también a mejorar la concentración en lo que se está leyendo”.
“Mientras se sigue el movimiento de la mano resulta mucho más difícil quedarse dormido, fantasear o despreocuparse de la lectura”.
Prelectura o lectura extensiva
En este punto los autores aconsejan que hagamos una lectura de manera rápida, con el fin de conocer “si el libro que tenemos en las manos merece ser leído con atención algo que averiguaremos precisamente con una prelectura”.
Horas de sueño
Es mejor leer en un momento donde no se tenga una fatiga. Es importante también poder dormir más de seis horas para que la persona no esté cabeceando al momento de leer. Es más, el descanso entre páginas es fundamental para la lectura.
Se recomienda que leamos 25 minutos y descansemos cinco minutos, con el fin de poner atención, además de poder levantarse del lugar e ir por un vaso de agua. Esta es la “Técnica Pomodoro”, creada por el italiano Francesco Cirillo en la década de los ochenta.
Posición
Si estas en la cama, donde normalmente duermes, es muy fácil que tu cuerpo se relaje y en vez de adentrarte a la historia del libro, te adentras a tus sueños. Pues es una manera muy fácil de quedarte dormido porque tu cuerpo ya reconoce ese lugar como un momento de relajación y descanso.
Lo mejor para leer es sentarse, tener una mesa en frente, tener un ángulo adecuado para ver el libro y así uno no tendrá problemas de concentración.
Iluminación
La persona que lee debe de estar no solo bien acomodada, sino también contar con una buena iluminación. Es muy importante tener una luz tenue y que no lastime los ojos, si está muy oscuro puede afectar nuestra visión y eso nos complica en tener una mayor concentración.
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