Antes de casi encerrarse en su rancho, en el sur de Chiapas, Jaime Sabines logró lo que en gran parte del mundo de habla castellana se conociera su obra y la forma en la que estuvo implicada en el acontecer político mexicano, y, a pesar de que muchos de sus textos están íntimamente ligados a las coordenadas de su vida, pudo ordenar su universo y dar a conocer sus sentimientos.
Siendo Sabines un poeta de la experiencia, el autor mencionó en una entrevista con German Dehesa que su poesía ha partido de momentos reales. “Cada poema te puedo decir por quién lo escribí, o cómo y en qué circunstancias”.
“En la poesía no hay más que vivencias. Todas las cosas se deben de hacer vivencia. […] Yo creo que mi poesía no es más que un largo testimonio de lo que he vivido”, mencionó en la misma entrevista.
En cada poeta se puede observar un código social que refleja un símbolo dentro de su poesía, en la que también incide en el lenguaje y en las tradiciones, algo que se puede observar en los textos de Sabines. El poeta mencionaba en una entrevista, en la Revista Cultural “El Ángel” de Reforma, realizada por Pilar Jiménez, que “las lecturas y el mismo ejercicio de la poesía te van haciendo un poco más concreto y sintético”.
Y durante su adolescencia no había hecho más que estudiar, sin haber leído nada, aunque a los diecisiete años se le presentó una oportunidad de conocer a autores “desconocidos”.
Su amigo Francisco Rodríguez le mostró la poesía de Pablo Neruda, Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti y Federico García Lorca, cuyo impulso fue más hacia la escritura y reconocimiento de la poesía.
Señala Beatriz Barrera Padilla que Sabines no hablará más de sus “poemitas a las novias”, refiriéndose a los primeros textos que había hecho de joven.
A pesar de haber estado interesado en la poesía, se traslado a la Ciudad de México en 1945 donde inició sus estudios de Medicina, pero no soporta el ambiente inhumano de la facultad y a pesar de que su padre quería que estudiara su vocación truncada, Sabines mencionó.
“No creo que haya una contradicción entre la poesía y la medicina. Estudiar el cuerpo humano es parecido a estudiar el alma. […] Los tres años en medicina me hicieron verdaderamente poeta”, remarcando el primer propósito que ha tenido Sabines en la poesía.
Para 1950 publicó su primera publicación titulada “El Horal”, que en una noche de insomnio escribe sesenta y cuatro poemas que compone el libro. A partir de ahí sus publicaciones empiezan a ver la luz y mostrar parte de su vida en cada uno de esos textos.
Poemas
Entre los poemas que escribió Jaime Sabines, podemos ubicar los que han sido de agrado de varias personas, entre ellos están:
Los amorosos
Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Espero curarme de ti
Espero curarme de ti en unos días.
Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible.
Siguiendo las prescripciones de la moral en turno.
Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
Me dueles
Mansamente, insoportablemente, me dueles.
Toma mi cabeza. Córtame el cuello.
Nada queda de mí después de este amor.
No es que muera de amor
No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma, de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.
Después de todo
Después de todo -pero después de todo-
sólo se trata de acostarse juntos,
se trata de la carne,
de los cuerpos desnudos,
lámpara de la muerte en el mundo.
Tú tienes lo que busco
Tú tienes lo que busco, lo que deseo, lo que amo,
tú lo tienes.
El puño de mi corazón está golpeando, llamando.
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