Hoy en día las mujeres llenan con sus obras los estantes de las lbrerías, incluso hay adolescentes que se dedican a subir sus escritos en blogs como sus primeros borradores de modo que la gente pueda leer sus historias, pero anteriormente esto era difícil, por lo que algunas decidieron adoptar un nombre de hombre para buscar el éxito o incluso para poder ser publicadas.
Muchas de las novelas o cuentos escritos por mujeres que han superado a las obras de sus colegas hombres, tanto en ventas como el reconocimiento por parte de la crítica, aparecieron originalmente bajo un nombre masculino, especialmente aquellos que se publicaron primero en los diarios de la época.
Era muy común que un autor, antes de editar su novela o cuento en forma de libro, lo publicara, en forma de adelanto, en los periódicos de mayor circulación. Si a los lectores les gustaba, se facilitaba conseguir la atención de los editores.
En el caso de las mujeres, desde Amantine Lucile hasta J.K. Rowling, enviaron sus primeros textos firmados con un nombre masculino e incluso algunas, durante años, mantuvieron oculta su identidad.
Amantine Lucile
Esta autora se dio a conocer en el mundo literario como George Sand para poder publicar sus obras. Su talento dio de que hablar, pues es considerara la novelista y periodista más popular en Europa, en el siglo XIX.
Su primera novela se tituló Rosa y Blanca, escrita en 1831, en colaboración con Jules Sandeau, de quien tomó el pseudónimo.
Las hermanas Brontë
Charlotte, Ann y Emily Brontë vivieron en la época de la Inglaterra victoriana, donde la tuberculosos era la enfermedad principal por la que se morían las personas. Sin embargo, el imperio británico también tenía una autoridad fuerte, pues a pesar de tener a cargo una mujer, tenían muy pocas o nulas posibilidades de escribir. Consiente de ellos, las hermanas eligieron los seudónimos Currer Bell, Ellis Bell y Acton Bell. El libro más importante de Emily es el de Cumbres borrascosas.
Caterina Albert
El pseudónimo que utilizaba era el de Víctor Catalá que vivía en España y su obra más popular se llama Solitud. Ella decidió iniciar su escritura al enviar un monólogo a un concurso literario, pero el jurado, al ver que era mujer, la descalificaron. En ese momento decidió ponerse el nombre de un hombre con el fin de escribir sin que nadie se lo prohíba.
Karen Blixen
Se le conoce más por el seudónimo de Isak Dinesen, fue una escritora danesa y candidata al Nobel de Literatura en 1962. Vivió en Kenia durante muchos años que reflejó en su novela Memorias de África.
Laura Albert
En 1999 decidió publicar su primera novela basada en experiencias propias, con el seudónimo J. T. Leroy. De la noche a la mañana se convirtió en todo un éxito, obligándole a mantener una farsa durante seis años para no revelar su verdadera identidad. Entre sus obras están: Sarah, El final de Harold, El corazón es mentiroso, entre otros.
Sidonie-Gabrielle Colette
A principios del siglo XX, los franceses no veían bien a las mujeres que se dedicaban a escribir relatos eróticos, pero eso no le impidió a Sidonie hacerlo. Ella y su marido firmaban las obras en los primeros años, pero al enterarse de sus infidelidades se separó y decidió firmar con simplemente Colette.
J.K. Rowling
A pesar de haber escrito Harry Potter en 1997, el editor que sacó la primera novela le comentó que prefería dejar las iniciales de su nombre y dejar el apellido, esto sucedió porque no tenía mucha confianza en que se vendiera si aparecía con un nombre femenino. Hoy en día, Joanne es una de las escritoras que vende más libros.
Louisa May Alcott
Esta escritora utilizó el seudónimo A.M. Barnard en muchas de sus novelas de corte gótico y oscuras, pero su obra más famosas Mujercitas esta firmada con su propio nombre porque ese texto fue un encargo de su editor, enfocado a chicas jóvenes.
Katharine Burdekin
Esta autora escribió 13 novelas, pero utilizó el seudónimo de Murray Constantine por el hecho de poder proteger a su familia de posibles represalias. En sus libros escribía mundos feministas distópicos.
Cecilia Böhl de Faber y Larrea
El seudónimo de esta escritora fue Ferrán Caballero y en su obra se puede encontrar el tema de la defensa de las virtudes tradicionales, monarquía y el catolicismo. Entre sus obras está: La Gaviota y La familia de Alvareda.
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