Aademás de haber creado uno de los personajes más emblemáticos de la literatura, Mark Twain también fue un inventor, que creó un elemento que aun hoy, en pleno siglo XXI, beneficia a miles de personas alrededor del mundo.
En 1871, Twain logró patentar un invento sencillo, pero con grandes repercusiones, que significó un cambio en el mundo, el cual no hubiera sido posible sin su libro “Las Aventuras de Huckleberry Finn” y “Las aventuras de Tom Sawyer”.
El 19 de diciembre de 1871 Samuel Langhore Clemens (nombre verdadero de Mark Twain) recibió la patente 121.992 que se llamó “Una mejora en los tirantes ajustables y removibles de las prendas”.
Este invento fue desarrollado con el fin de poder eliminar los tirantes masculinos, pues los consideraba incómodos, algo que podemos leer en sus obras, los cuales son utilizado por sus personajes. Esta novedad se conoce hoy como el “broche que ajusta el brasier”.
El invento iba a tener la función de utilizar el cierre para ajustar las camisas en la parte de la cintura, pero se popularizó más en los corsés femeninos. En la solicitud de la patente también especifica que el dispositivo puede usarse en chalecos y en prendas que requieran una correa.
Los documentos que muestran el diseño original explican la manera en cómo se debe ver el concepto, pues la imagen señala ganchos que se unen con otro corte de la prenda con el fin de lograr una comodidad y versatilidad para quien lo lleve puesto.
Interés por la ciencia y tecnología
A lo largo de su vida Twain mostró interés por la ciencia, al investigación y tecnología, por lo cual entabló una amistad con Nicola Tesla, haciendo que sus visitas fueran más al laboratorio.
Y aparte del invento de los broches, el escritor también tiene otros dos inventos más que según el libro de J. Niemann, Paul títulado “Invention Mysteries” (Invention Mysteries Series) menciona que también tiene un juego sobre anécdotas históricas y el que tuvo un mayor éxito comercial fue un libro de fotos autoadhesivas. Tenía un pegamento seco en las páginas y se necesitaba humedecer un poco antes de su uso.
La tecnología y la investigación científica se ve reflejada en el libro Un yanqui en la corte del Rey Arturo protagonizado por un viajero en el tiempo de los Estados Unidos contemporáneos.
En la historia el viajero utiliza sus conocimientos científicos para introducir la tecnología moderna en la Inglaterra arturiana. Con este argumento se convirtió posteriormente en una característica de la ucronía o historia alternativa, subgénero de ciencia ficción.
En 1900, Clemens compareció ante un comité de la Cámara de los Lores de Gran Bretaña para testificar a favor de la protección de los derechos de autor, como contó más tarde durante su discurso de “traje blanco” de 1906:
“Cuando comparecí ante ese comité de la Cámara de los Lores, el presidente me preguntó qué límite propondría. Dije: “Perpetuidad”. hace mucho tiempo que se decidió que no puede haber propiedad en las ideas. Dije que había propiedad en las ideas antes de la época de la reina Ana; tenían derechos de autor perpetuos. Él dijo: “¿Qué es un libro? Un libro se construye de pies a cabeza sobre ideas, y no puede haber ninguna propiedad en él.” Dije que deseaba que pudiera mencionar cualquier tipo de propiedad en este planeta que tuviera un valor pecuniario que no se derivara de una idea o ideas. .”
En 1909, Thomas Alva Edison visitó a Twain en su casa en Redding, Connecticut y lo filmó. Una parte del metraje se utilizó en The Prince and the Pauper (1909), un cortometraje de dos bobinas.
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