En el mundo, los libros son un registro importante de la existencia del hombre, que, a través de los años, pudo encontrar la manera de compartir el conocimiento en páginas que pueden llegar a durar muchos años.
“Los libros nos permiten viajar a través del tiempo, acercarnos a la sabiduría de nuestros antepasados; una biblioteca nos conecta con las ideas y el conocimiento de las grandes mentes de los mejores maestros, para inspirarnos a hacer nuestras propias aportaciones al saber colectivo de la especie humana”, definía Carl Sagan.
Surge la duda ¿de dónde proviene la palabra libro?
La palabra tiene su origen del latín liber, que quiere decir “parte interior de la corteza de los árboles”.
Se podría llegar a la conclusión de que, por ser un material que proviene del árbol, hay lógica en esta definición, pero una de las cosas que se puede recuperar de los textos de Plinio el viejo son las maneras como se escribía.
En el libro Historia natural, Plinio escribe cómo, antes de conocer el papiro, las personas utilizaban cortezas de árbol y otros materiales para escribir.
“[…] Antes de abandonar Egipto debemos hablar de la naturaleza del papiro, en vista de que todos los usos de la vida civilizada dependen hasta tal punto del empleo del papel […] M. Varrón nos informa de que el papel debe su descubrimiento a la victoria de Alejandro Magno, en la época en que fundó Alejandría en Egipto. Hasta entonces no se utilizaba el papel. Primero se usaron hojas de palma para escribir y después la corteza de ciertos árbole” (Plinio el Viejo: Historia natural).
A pesar de que no existe una fecha de qué día empezó a usarse la corteza de los árboles cómo fuente de escritura, es un hecho que fueron los principales soportes en la antigüedad, además de mantenerse en la memoria de las personas durante muchos años.
Si uno se da cuenta, la palabra en otros idiomas tiene una similitud a cómo es que proviene la palabra del latín. En inglés se dice book y está emparentada con beech que es el nombre del árbol que se le conoce como haya, y que a su vez remite en la actividad de escribir en la corteza, como se hacía anteriormente.
Con esta evidencia se podría llegar a la conclusión de que la palabra “libro” en cualquier idioma (alemán: Buch/Buche, Neerlandés: boek/beuk) mantiene su origen a través de las definiciones de cada país, de igual manera conserva los rastros de la historia de las poblaciones pasadas del mundo.
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