Fracasó en el cine por la polémica en torno a su director y ahora se destaca en Netflix

La comedia romántica estrenada en 2019 no tuvo suerte en taquilla pero ahora experimenta una reivindicación en el streaming

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Dos jóvenes llegan a Nueva York para pasar un fin de semana y se terminan encontrando con el mal tiempo y una serie de aventuras. (Créditos: Digicine)

La recién estrenada en Netflix Un día lluvioso en Nueva York, dirigida por Woody Allen, se sumerge en las vivencias de una joven pareja universitaria durante un fin de semana en la emblemática ciudad de Nueva York, que se ve interrumpido por una serie de eventos inesperados. La película, protagonizada por Timothée Chalamet en el papel de Gatsby y Elle Fanning como Ashleigh, explora la complejidad de las relaciones y el amor juvenil a través de su separación temporal y las consecuentes aventuras individuales que ambos personajes viven en medio del caos y la magia de la ciudad.

¿De qué se trata la película?

En su aventura neoyorquina, Ashleigh, nativa de Arizona, se ve envuelta en una serie de encuentros con figuras del cine como el director Roland Pollard (interpretado por Liev Schreiber), el guionista Ted Davidoff (Jude Law) y el actor Francisco Vega (Diego Luna), tras ser enviada a Manhattan para entrevistar a Pollard para el periódico universitario. “Pronto se da cuenta de que quizá no sea quien creía ser”, reflexiona sobre su jornada que desafía su propia identidad y percepciones.

Por otro lado, el plan de Gatsby para disfrutar de un romántico fin de semana se desvanece rápidamente, llevándolo a pasar el día con Chan (Selena Gómez), la hermana menor de su exnovia, después de ser abandonado en la ciudad. Además, su encuentro con su madre (Cherry Jones) durante una fiesta, se convierte en un momento de revelaciones “trascendentes” para su vida. A través de estos giros argumentales, Gatsby descubre que “aunque solo se vive una vez, puede que baste si encuentras a la persona adecuada”.

Timothée Chalamet y Elle Fanning
Timothée Chalamet y Elle Fanning encarnan a dos universitarios cuyo amor enfrenta el imprevisible clima de Nueva York. (Créditos: Digicine)

La trama de Un día lluvioso en Nueva York se teje alrededor de estos encuentros fortuitos y aventuras cómicas que experimentan Gatsby y Ashleigh, ofreciendo una mirada nostálgica y romantizada al Nueva York vintage que Gatsby adora, incluyendo lugares icónicos como el Bar Bemelman del Café Carlyle. La película captura la esencia de un día lluvioso en la ciudad que nunca duerme, donde el destino y el azar juegan un papel crucial en las vidas de los personajes, obligándolos a confrontar sus verdaderas aspiraciones y emociones.

La narrativa de la película despliega un intrincado itinerario de descubrimientos personales, desencuentros y reconciliaciones que resuenan con la audiencia por su autenticidad y las actuaciones convincentes de su elenco. Esta obra no solo rinde homenaje a la ciudad de Nueva York sino que también invita a la reflexión sobre el amor, la identidad y la búsqueda de uno mismo a través del otro y del entorno que nos rodea.

La polémica detrás del film

Este filme, cuya producción tuvo un costo de 25 millones de dólares, sólo logró recaudar 23,8 millones tras su limitada distribución a través de MPI Media Group y Signature Entertainment. La historia detrás de su problemático lanzamiento gira en torno al impacto del movimiento #MeToo y las renovadas acusaciones de su hija adoptiva Dylan Farrow, que hicieron que Amazon Studios detuviera su estreno. Años más tarde, superando los obstáculos legales y de percepción pública, la película encuentra su espacio en Netflix, generando una nueva oportunidad para ser vista por una audiencia más amplia en América Latina.

Revelaciones personales y decisiones importantes
Revelaciones personales y decisiones importantes marcan el viaje de los protagonistas.

En una entrevista con The New York Times, Dylan dio detalles muy trágicos sobre el abuso que dijo haber sufrido por quien era su padre en ese entonces: “Cuando tenía siete años Woody Allen me cogió de la mano y me llevó a un ático sombrío y encajonado que había en el segundo piso de nuestra casa. Me pidió que me tumbara boca abajo y que jugase con el tren eléctrico de mi hermano. Después, abusó sexualmente de mí. Mientras lo hacía, me susurró que era una buena chica, que ese era nuestro secreto y me prometió que iríamos a París y que me sacaría en sus películas. Recuerdo mirar fijamente el tren de juguete, concentrándome en cómo viajaba en círculos alrededor del ático. A día de hoy me sigue costando mirar trenes de juguete”.

El trayecto de esta obra cinematográfica de Woody Allen desde su concepción hasta su aceptación en una de las mayores plataformas de contenido en streaming refleja los cambios en la industria del entretenimiento en respuesta a las sensibilidades sociales y los movimientos por la justicia y transparencia. Aunque la película no logró conseguir ganancias frente a su presupuesto inicial, su lanzamiento en Netflix marca un momento significativo en la discusión continua sobre cómo las acusaciones fuera de la pantalla afectan la distribución y recepción de las obras de prominentes figuras del cine.

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