La reciente película de Netflix, La gran exclusiva, revela los intrincados detalles detrás de la polémica entrevista de Newsnight de 2019 involucrando al Príncipe Andrés. La producción, basada en las memorias de Sam McAlister, antigua productora del programa de la BBC, Newsnight, ilustra la compleja negociación que llevó a la realización de una entrevista que marcó un antes y un después en la carrera pública del duque, desembocando en su retiro de cargos reales y la pérdida de sus títulos y patrocinios militares.
Protagonizada por Billie Piper como McAlister, Gillian Anderson en el papel de la presentadora Emily Maitlis, Rufus Sewell como el Príncipe Andrés, y Keeley Hawes interpretando a Amanda Thirsk, la entonces secretaria privada del duque, la película ofrece una mirada sin precedentes hacia la operación mediática y sus repercusiones. Algunos de los datos volcados en la película parecen insólitos y a pesar de eso, muchos sucedieron en realidad.
El galgo de la periodista
“¿Tres mujeres y un galgo? No habría visto eso en un estudio de la BBC cuando comencé”, bromea Maitlis en una parte del film. La periodista Emily Maitlis posee efectivamente un perro denominado Moody, un dato que ha captado la atención tanto en su vida cotidiana como en la esfera profesional. Este can ha acompañado a Maitlis en múltiples ocasiones, incluso dentro del ámbito laboral, creando una imagen distintiva de la conductora junto a su mascota. La peculiaridad de esta relación se ha reflejado en cómo Moody no solo comparte momentos de ocio con Maitlis, sino también escenarios profesionales como los estudios de Newsnight.
Además de su presencia física en el trabajo, Moody ha sido protagonista de situaciones que revelan la estrecha relación que mantiene con Maitlis. En una ocasión durante el verano de 2019, la periodista fue captada utilizando su portátil en un tren de Great Western Railway (GWR), con Moody reposando tranquilamente en el asiento contiguo. Este hecho generó ciertos titulares críticos debido a la ocupación de espacio en un tren presumiblemente concurrido, lo que pone de manifiesto la integración del can en las actividades diarias de Maitlis.
La contratación y salida de Stein
Jason Stein, reconocido por sus habilidades para manejar la imagen pública, se unió al equipo del príncipe con la intención de mejorar su reputación, afectada por escándalos previos. Sin embargo, su colaboración terminó abruptamente antes de una controvertida entrevista del duque con Newsnight.
Stein tomó la decisión de abandonar su puesto después de aconsejar sin éxito al príncipe contra la realización de la entrevista. “Estoy fuera”, declaró al enterarse de la planificación de la entrevista sin su conocimiento, gestionada por el secretario privado del duque, Thirsk, y McAlister de Newsnight. Su salida se produjo “de mutuo acuerdo”, según reportes, después de haber sido contratado en septiembre, apenas unas semanas antes de la polémica entrevista.
La estrategia de Stein había consistido en acercar al príncipe a periodistas considerados como “amigables”, organizando encuentros en el Palacio de Buckingham para que estos tuvieran una oportunidad de conocer mejor al duque y, potencialmente, simpatizar con él. Este enfoque buscaba alejar al príncipe Andrés de la imagen de “Príncipe Playboy” que lo había perseguido.
La entrevista de Newsnight es recordada como una de las maniobras más desastrosas en la historia reciente de las relaciones públicas a nivel mundial. A pesar de las buenas intenciones y los esfuerzos de Stein para guiar al príncipe Andrés por un camino que minimizara el daño a su reputación, la decisión de seguir adelante con la entrevista sin su anuencia marcó el fin de su colaboración.
Los peluches del príncipe
La inusual colección de peluches del Duque de York, Andrew, consistente en 72 ejemplares, ha sorprendido tras las revelaciones de una ex empleada. Según un reporte de The Sun, el personal encargado de su cuidado en Buckingham Palace requirió un entrenamiento especial de un día completo para aprender a ordenarlos adecuadamente.
Estas piezas de la colección, que incluyen desde osos hasta un canguro, ocupan un lugar destacado en la residencia del duque y deben ser dispuestas meticulosamente por tamaño cada mañana, siguiendo un diagrama laminado con instrucciones precisas. La revelación hecha por la ex sirvienta, Charlotte Briggs, quien prestó servicios en los noventa mientras el duque se encontraba en sus treinta años, subraya la importancia que Andrew otorga a estos objetos, los cuales considera de especial significado.
Briggs compartió detalles sobre su experiencia trabajando para Andrew, destacando lo inusual de la tarea asignada con los peluches y cómo se le inculcó cuidadosamente la forma específica en la que el duque quería que se organizaran. “Tan pronto como conseguí el trabajo, me hablaron de los ositos y me inculcaron cómo los quería. Incluso tuve un día de entrenamiento. Todo tenía que estar bien. Fue tan peculiar”, comentó la ex empleada, enfatizando la rigurosa atención a los detalles que se requería en su puesto.
Estas curiosas prácticas en la gestión de la colección de peluches del Duque de York subrayan un aspecto poco conocido de su vida privada y cómo estos objetos pueden tener un valor sentimental o emocional significativo, más allá de su aparente simplicidad. Este descubrimiento no solo arroja luz sobre los hábitos personales de Andrew, sino también sobre las inusuales exigencias que a veces enfrenta el personal de la realeza en su día a día.
La gran exclusiva no solo desentraña los eventos que llevaron a una de las entrevistas más infames del siglo XXI, sino que también examina las complejidades humanas y profesionales detrás de las decisiones mediáticas de alto riesgo. Con sus perspectivas sobre la psique de los involucrados y la inspección de las estrategias de relaciones públicas, ofrece una lección profunda sobre la interacción entre los medios, la responsabilidad pública y la imagen política.