Los campamentos salvajes en los que participaron Paris Hilton y el hijo de Tom Hanks

Este documental, estrenado el 27 de diciembre de 2023, expone cómo un tratamiento para jóvenes rebeldes se transformó en un espacio de peligro y muerte

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El gigante de la "N" desentraña el oscuro mundo de los campamentos para adolescentes en "Campamento Infernal". (Créditos: Netflix)
El gigante de la "N" desentraña el oscuro mundo de los campamentos para adolescentes en "Campamento Infernal". (Créditos: Netflix)

Campamento infernal: pesadilla adolescente parece el título de una película de terror de la década del 80. En inglés, el nombre es el mismo, Hell Camp: Teen Nightmare, y aunque su género es el documental, la experiencia que narra es verdaderamente terrorífica. Netflix se ha ido especializando en esta clase de producciones que tienen récord de audiencia y que permiten explorar las atrocidades cotidianas que se viven en diferentes partes del mundo, pero en particular en Estados Unidos. No es el afán de estos cineastas hacer investigaciones fuera de su propio país y tienen, fronteras adentro, mucho material para sacudir a la audiencia. Es un país grande con muchos espacios enormes capaces de albergar más secretos de los que uno puede imaginar.

A fines de la década de los 80 comenzaron a instalarse programas privados para reencauzar adolescentes problemáticos en Estados Unidos a través de experiencias de campamentos a cielo abierto, en la más inhóspita naturaleza. La película describe uno de ellos y las atrocidades que se cometieron allí. No solo el maltrato y el abuso formaron parte de la experiencia, sino incluso, en un caso, llegó a la muerte de una participante.

Un documental intenso sobre medidas drásticas contra las drogas. (Créditos: Netflix)
Un documental intenso sobre medidas drásticas contra las drogas. (Créditos: Netflix)

El campamento que es objeto del documental es el Challenger Wilderness Program, creado por el exmilitar Steve Cartisano, quien llegó a ser conocido como “el padrino” de la terapia en la naturaleza. Estados Unidos enfrentaba un creciente problema con los adolescentes de conductas violentas, adicciones a las drogas y toda clase de comportamiento antisocial. Fue en esos años que estos campamentos nacidos en la década del setenta se volvieron furor y las familias acomodadas, acorraladas por no saber cómo rescatar a sus hijos, recurrieron a este método que es mucho menos amable de lo que parece.

Los adolescentes, con consentimiento de sus padres, eran sacados de sus casas en medio de la noche y llevados al medio de la nada para realizar un programa de 63 días con el fin de sacarlos de las drogas y la delincuencia. El problema inicial es que, además del violento comienzo, los jóvenes más peligrosos eran mezclados con aquellos que tenían problemas de conducta que no causaban daño a nadie, solo a sí mismos, y que no incluían consumo de sustancias. Personas no profesionales coordinaban gran parte de estos campamentos que consistían en caminar largas distancias, sin carpas, sin baños, sin higiene, por el medio del desierto. En el caso del campamento del título, en el sur de Utah, en los lugares más brutales para estar. La idea de este tratamiento, que fluctuaba entre la terapia, el entrenamiento militar y el campo de prisioneros, era sacarlos de la droga y hacerles valorar lo que significaba valerse por sí mismos.

"Campamento Infernal" revela el convincente terror de la terapia en la naturaleza. (Créditos: Netflix)
"Campamento Infernal" revela el convincente terror de la terapia en la naturaleza. (Créditos: Netflix)

Varios hijos de ricos y famosos participaron en campamentos de este tipo, como lo demuestra una imagen de archivo de Paris Hilton declarando los abusos que recibió en este tipo de tratamientos para jóvenes rebeldes. Chet Hanks, el hijo de Tom Hanks, también fue enviado a uno de estos campamentos. Aunque no aparece en el documental, su caso se parece mucho en el formato, pero la experiencia fue mucho más ordenada y menos brutal que la que en el trabajo de Steve Cartisano. No hay pruebas científicas de que este tipo de experiencias sume más de lo que resta, pero la que narra el documental está lejos de haber sido la única o la última en su tipo, aunque probablemente haya sido de las peores.

El documental de 90 minutos muestra también que no había material para una serie y que la investigación no fue demasiado rigurosa. Aún así, el precio que pagaron muchos de los participantes muestra hasta qué punto la desesperación puede llevar a dejarse engañar por estafadores peligrosos que venden soluciones mágicas para problemas mucho más complejos.

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