Albert Brooks es un comediante muy conocido aunque sus orígenes y el sentido de su comedia esté más bien circunscripto a los Estados Unidos. Sus inicios fueron anteriores al cable y mucho de lo que hizo permanece inédito para el resto del mundo. Sin embargo, su rostro y su trabajo han tenido varios momentos de gloria junto a otros artistas, tanto en el cine como en la televisión contemporánea. Albert Brooks: me río de la vida es un documental dirigido por su amigo, el cineasta Rob Reiner, donde ambos recorren y analizan la carrera de Brooks, en gran parte para darle el reconocimiento que se merece.
El título original de la película es Albert Brooks: Defending My Life y alude a su película más conocida, una de las que él mismo dirigió y que, en este caso además, protagonizó junto a Meryl Streep. Dicha película se conoció en Latinoamérica como Visa al paraíso, pero su título original era Defendiendo tu vida (Defending Your Life). Esa película contaba la historia de un hombre que, aun siendo joven, moría en un accidente y tenía que ir a la Ciudad Juicio para que allí evaluaran si lo devolvían a la vida o si ya confirmaban su muerte. Estando en ese lugar, se enamoraba de una mujer, Meryl Streep, y eso le hacía dudar de su deseo original de volver a la Tierra. Esta clásica comedia de Brooks muestra su interés por el amor, sus cuestionamientos acerca de sus propios comportamientos y también la permanente búsqueda de entrar al humor desde lugares distintos.
Albert Brooks nació en 1947 en California y, aunque parezca un chiste, sus padres lo llamaron Albert Einstein, porque ese era el apellido de la familia. En el momento en el cual el físico era una de las personas más famosas del mundo, sus padres decidieron convertir a Albert Brooks en un homónimo. No por nada se cambió el nombre después. No es que le haya costado mucho el cambio, ya que tanto su padre como su madre pertenecían al mundo de la farándula y usaban seudónimos para su trabajo. Desde adolescente, y estudiando en una escuela donde todos parecían tener parientes famosos, empezó su carrera destacándose como comediante. Justamente, su mejor amigo, el director de este documental, Reiner, era el hijo de uno de los gigantes de la comedia, Carl Reiner, quien de inmediato vio el talento de Albert.
Albert Brooks hizo comedia de vanguardia al comienzo de su carrera, stand up transgresor y diferente, y luego siguió siendo un provocador en las apariciones que hizo en casi todo show televisivo que tuviera lugar para un comediante, en particular en El show de Johnny Carson, donde alcanzó su mayor prestigio. Nunca alcanzó la fama de Woody Allen o Mel Brooks, pero esto fue en parte por accidente y en parte porque nunca se pasó a un modo de comedia más popular. Sin embargo, en Estados Unidos es una verdadera leyenda, como lo demuestra el testimonio eufórico y apasionado de los entrevistados.
Steven Spielberg, Judd Apatow, James L. Brooks, Larry David, Alana Haim, David Letterman, Jonah Hill, Conan O’Brien, Ben Stiller, Sarah Silverman, Sharon Stone, Jon Stewart y otros dan cuenta de cuánto admiran y respetan a Albert Brooks. Para los espectadores fuera de Estados Unidos su rostro sonará familiar por la película ya mencionada, pero aún más por su rol en Taxi Driver (1976), donde tenía algunas escenas junto a Robert De Niro y Cybill Shepherd. También brilló como villano en Drive (2011), junto a Ryan Gosling. Su papel más importante fue en Detrás de las noticias (1987), donde interpretaba a un periodista decente en un mundo de cínicos y trepadores. Por ese rol fue nominado al Oscar. Aunque no veamos su rostro, también fue la voz de Marlin, el padre del pequeño pez protagonista de Buscando a Nemo (2003) y participó de varios episodios de Los Simpson. Finalmente, e interpretándose a sí mismo, fue uno de los personajes de Curb Your Enthusiasm, la serie de Larry David.
No es menor que su mejor amigo sea el director. Rob Reiner ha demostrado un enorme talento para el drama, pero principalmente para la comedia. El director de This Is Spinal Tap y Cuando Harry conoció a Sally… conoce muy bien a Brooks y también las últimas décadas de la comedia norteamericana. El documental confirma todo lo que pensábamos de Albert Brooks aquellos que lo conocíamos, pero también aporta mucho sobre aspectos desconocidos o largometrajes olvidados que él mismo dirigió. Este homenaje oficial vale la pena porque es también una oportunidad de festejar a todos los que hacen comedia.