El poder terapéutico de la música en una familia, así es lo nuevo del director de “Begin Again” para Apple TV+

En el universo cinematográfico de John Carney, la música no es solo un acompañamiento; es un personaje en sí mismo, un catalizador de cambio y un puente entre mundos aparentemente inconexos. Flora e hijo (Flora and son), el nuevo film de Apple TV+, no es una excepción a sus tres títulos aclamados por la crítica —Begin Again, Once y Sing Street: este es tu momento—, pero lo que distingue a esta película es su peculiar enfoque en personajes que no son, en primera instancia, “musicales”.

Eve Hewson, hija del icónico Bono de U2, se pone en la piel de Flora, una madre soltera que se desvive en discotecas al ritmo de techno, alcohol y malas decisiones. El testigo de su hedonismo es su hijo Max (Oren Kinlan), un adolescente con aspiraciones de rapero y una habilidad especial para el hurto menor. Ambos están tan desafinados en la vida como desincronizados entre sí, hasta que una guitarra entra en escena.

Claro, no cualquier guitarra, sino una deshecha que Flora halló en un contenedor de basura y que sirve como excusa para un regalo de cumpleaños tardío para su hijo. El objeto refleja la desconexión comunicativa [y emocional] entre ambos manifestada de dos maneras: primero, a excepción de algunos artistas experimentales, el obsequio acústico y el hip-hop son incompatibles; y segundo, Max compone exclusivamente con instrumentos digitales. El rechazo es inmediato.

“La inspiración de Flora e hijo vino de mi madre. No es que se parezca a la protagonista, pero ella me compró una guitarra cuando era joven. Teníamos una relación complicada; yo era un adolescente difícil y nos distanciábamos en ciertos períodos. Me interesaba explorar esa dinámica. Quería contar la historia sin recurrir a diálogos explícitos donde le diga: ‘Te amo profundamente, ¿por qué no me entiendes?’. En su lugar, prefería hacerlo a través de elementos visuales, música y letras”, comentó el director en entrevista con Infobae.

Efectivamente, Carney toma el conflicto para que sus personajes ásperos y crudos (típicamente irlandeses) comiencen un viaje para encontrar su propósito en la vida, aunque con un tinte bastante mundano que les otorga carisma y cierto magnetismo. Flora, por ejemplo, cansada de la vida nocturna y encuentros sexuales fugaces, opta por ocupar su tiempo en recibir clases de guitarra en línea impartidas por Jeff, un instructor de YouTube interpretado por Joseph Gordon-Levitt, la cara más conocida del largometraje por su trabajo en 500 días con ella y El origen.

“Flora necesitaba algo en su vida, aunque no sea consciente de ello. Jeff, un improbable amigo con una larga relación con la música, la ayuda a abrirse mediante una nueva forma de sentir los sonidos. Creo que la música tiene el poder de cambiar vidas”, reflexionó Carney. La inclusión de esta figura, y el juego de seducción que surge entre ellos pudo redireccionar la trama hacia un melodrama cliché con un músico fracasado encontrando la redención en la enseñanza. Pero el cineasta lo convierte en algo más complejo, un espejo de las propias inseguridades y aspiraciones de Flora.

Tampoco hay un final donde madre e hijo se conviertan en estrellas mundiales. En cambio, la aproximación es más sincera, y se convierte en una especie de lenguaje secreto, una forma de decir las cosas que los sentimientos que no pueden expresar y una redención para ambos, permitiéndoles hacer colaboraciones y hasta videoclips. “Tuve la experiencia de traerme a casa un amplificador que encontré en un basurero, y darme cuenta de que lo que para algunos es una chatarra, para otros puede significar la salvación. ¿Y si pudieras hacer algo hermoso a partir de algo que había sido terminado para otra persona? Ese tema caló mucho en mí al momento de hacer la película”, agregó el director.

La banda sonora original, por supuesto, no falla. Su estructura pasa de ser dimensionalmente opuesta con temas folk —interpretados por el propio Gordon-Levitt—, colisionando con ritmos de R&B y pop, a complementarse por medio del funk y el electro pop. La producción realizada por Gary Clark (quien ya había colaborado con Carney en otros proyectos), fue lo más elogiado tras la primera proyección de la película en el Festival Sundance 2023, convirtiéndose en la favorita de la edición.

La acogida era de esperarse, no solo porque Flora and Son se describe así misma como un “semi-musical”, sino por ser el sello distintivo del cineasta independiente irlandés avalado por un Globo de Oro en 2016. ¿Cómo explica él este aproximación desde lo personal? “La música es una terapia para mí, siempre ha estado en mi vida. Toco todos los días y la echo de menos cuando estoy fuera y no tengo un piano o una guitarra. No es mi principal fuente de ingresos ni mi medio de vida y esa es la razón por la que me gusta. Así que aunque no tenga que hacerlo, lo hago por las razones correctas”, explicó Carney.

Él agregó que el rasgo “calmado y estructurado” de las melodías ayudan a construir sus narrativas. “Hay una cierta clase de matemática, lógica, y hermosa que es inherentemente inteligente” que asientan el tono de las historias, y logran darle vida a las interpretaciones. Su última obra se incluye en esta línea, dejando con la sensación de haber experimentado algo que es profundamente personal y a la vez universalmente relevante.

Flora e hijo acaba de incluirse en el catálogo de Apple TV+.