La película irlandesa que merecía ganar el Oscar y ahora puede verse en cines

“The Quiet Girl” es una pequeña joya llena de drama y emoción que pasó desapercibida ante “Sin novedad en el frente” y “Argentina: 1985″ en la pasada gala

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La pequeña Cáit abre los ojos a otra vida cuando es enviada por sus padres a pasar el verano en una granja de unos parientes en el condado de Waterford. (Zeta Films)

Hacer competir películas es divertido pero a la vez absurdo, es posible que para lo único que sirva es para que esos títulos sean más fáciles de conocer por una mayor cantidad de público. En la última entrega del Oscar, en la categoría mejor película internacional, cinco grandes títulos entraron en competencia, uno de los cuales fue The Quiet Girl (Irlanda, 2022). Los otros cuatro fueron EO (Polonia), Close (Bélgica), Argentina: 1985 (Argentina) y Sin novedad en el frente (Alemania). Fue la producción alemana la ganadora, pero eso no le quita méritos a las demás, en particular al film irlandés, cuyos méritos van mucho más allá de la alfombra roja y de los premios.

Es una película especialmente emocionante y llena de detalles inolvidables. Cáit es una tímida y callada niña de nueve años que vive con su familia en una zona rural de Irlanda en 1981. Su familia numerosa la tiene marginada y se nota el maltrato que recibe, en particular de su padre, una figura inquietante. Pero con la llegada del verano Cáit es enviada a vivir con unos parientes lejanos para aliviar las tareas a su madre, quien una vez más está a punto de parir. Sin tener noción alguna de cuál será su futuro, la niña queda en el hogar de unos desconocidos sin más pertenencias que la ropa que lleva puesta. Sólo existe un presente y lo que vendrá es completamente incierto.

"The Quiet Girl" estuvo más allá de la alfombra roja y los premios del Oscar. (Zeta Films)
"The Quiet Girl" estuvo más allá de la alfombra roja y los premios del Oscar. (Zeta Films)

El film tiene una apariencia sencilla, un elenco mínimo y sus ideas están a la vista, no busca ser misteriosa aunque en cada escena los detalles más sutiles van armando un cuadro bello y profundo. Cuando hablamos de película pequeña nos referimos a la manera en que es capaz de concentrarse de forma no pretenciosa en el personaje principal y su angustiante situación. La historia no es difícil de entender, pero varias capas van otorgándole una densidad humana única que termina provocando una creciente emoción con el correr de las escenas. Aunque en apariencia se puede creer que hay pocas cosas, una mirada atenta descubrirá que no hay una sola escena ni un solo elemento que no tenga un significado en el sentido total del largometraje.

Tanto Cáit como el matrimonio Cinnsealac, formado por Eibhlínv y Seán, tienen sus angustias y sus dolores. Hay un pasado, hay traumas que no son expresados en palabras y cada momento se vive sin mirar hacia adelante. Pero en ese verano compartido irá surgiendo poco a poco un vínculo entre ellos que les va cambiando la mirada que tienen del mundo. Es posible que entre tanta tristeza silenciosa surja una luz de esperanza. En 95 minutos el director y guionista debutante, Colm Bairéad, alcanza todos los niveles posibles de belleza del lenguaje visual y, a la vez, es capaz de que cada plano marque las ideas y los temores de las personas sin que estas digan directamente que es lo que piensan o sienten. De eso se trata el cine, después de todo.

Entre el maltrato y la esperanza: el verano transformador de Cáit. (Zeta Films)
Entre el maltrato y la esperanza: el verano transformador de Cáit. (Zeta Films)

El título The Quiet Girl en una ficción irlandesa parece ser una alusión más que clara a The Quiet Man (1952) el legendario clásico dirigido por John Ford, aunque a la vez sea un homenaje que juega con las palabras. Pero lo importante es que sí existe un vínculo entre el director del Hollywood clásico y Colm Bairéad. Dicha conexión está en la forma en la cual los personajes se expresan, muy al estilo de Ford, donde los diálogos no aluden directamente a los sentimientos o directamente las personas se expresan a través de pequeños gestos y no con discursos.

A la vez, en muchos otros momentos, la primera de origen irlandés en llegar al Oscar en su categoría, parece conectar con esa forma misteriosa y bella de filmar del director australiano Peter Weir, donde el entorno marcada él ánimo de los personajes y hay un ambiente creado por la presencia de la naturaleza. El final del relato es especialmente conmovedor, porque concentra en su punto más alto el conflicto de la historia, a la vez que explica como la suma de pequeños detalles puede ser más que una excelente película, también puede ser el resumen de la existencia humana.

Pequeños detalles, grandes historias y la esencia de la existencia humana en pantalla. (Zeta Films)
Pequeños detalles, grandes historias y la esencia de la existencia humana en pantalla. (Zeta Films)

The Quiet Girl no ganó el Oscar, pero su triunfo cinematográfico es definitivo. Se estrenó en salas de cines de algunos países de América Latina.

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