Imagen un elenco conformado por los protagonistas de Breaking Bad (Bryan Cranston), The Office (Steve Carell), Avengers (Scarlett Johansson), Forrest Gump (Tom Hanks), El club de la pelea (Edward Norton), Rushmore (Jason Schwartzman), El pianista (Adrien Brody), Jurassic Park (Jeff Goldblum), Ray Donovan (Live Schreiber), Los marginados (Matt Dillon), Michael Clayton (Tilda Swinton), Mississippi en llamas (Willem Dafoe) y muchos otros más, incluyendo nada menos que a la brillante Margot Robbie. Cada una de estas estrellas tiene una docena de grandes títulos en su haber y varios ya han trabajado con el director Wes Anderson. Es que este director, cómo en su mejor momento Woody Allen, así como también en otro estilo Robert Altman, ha logrado que estas grandes figuras trabajen por un sueldo razonable y le permitan llenar sus largometrajes de rostros conocidos.
Asteroid City es la nueva comedia agridulce del realizador, esta vez utilizando elementos de ciencia ficción en plena era atómica, más específicamente 1955 en una población imaginaria con el nombre que da título a la película. Pero nada es sencillo en el mundo de Anderson. Lo primero que vemos es un programa de televisión en blanco y negro donde nos anuncian un especial acerca de una obra de teatro, su realización y su puesta en escena. Esa obra es lo que nosotros a su vez veremos como película, pero en colores. Televisión, teatro, cine, todo mezclado, entrando y saliendo del relato y logrando casi todo el tiempo un distanciamiento emocional incluso mayor al que nos tiene acostumbrado el director.
Un grupo de estudiantes con sus familias viajan a Asteroid City, un lugar en el medio del desierto norteamericano, para participar de un concurso escolar en un campamento de verano en el insólito lugar. No hay nada más que un hotel, un taller y un observatorio ubicado junto al gigante cráter que dejó un asteroide caído en el lugar. También hay una estrella de cine y los más variados e insólitos personajes, tanto en el programa de televisión, como en la otra de teatro, como en la película. Las capas se mezclan y se superponen, peleándose mutuamente para ver cuál es más arbitraria y sin sentido. El resultado es particularmente fallido y sin gracia. Si acaso Anderson es famoso por su prolija puesta en escena, acá filma un guion inusualmente desprolijo y sin gracia.
Nadie puede discutir que Wes Anderson es uno de los realizadores con estética más identificable que existe en el mundo. Autor de verdaderas obras maestras como Tres son multitud (1998) o Los excéntricos Tenenbaums (2001), su filmografía es admirable. Tan fácil es reconocer su mundo que docenas de cortos publicitarios que se ven a diario en televisión tienden a robarle algo. Incluso actualmente hasta se han viralizado en redes sociales juegos para grabarse como si los usuarios estuvieran en una película dirigida por el director.
Su estética se ha convertido en moneda corriente y aunque él sea el inventor, ya es un problema ver imágenes que parecen una parodia de sí mismo. La crónica francesa ya tenía ese problema, pero acá termina de volverse agotador. Es gracioso ver ese mundo espacial, marcado por el furor por los OVNIS y la era atómica, todo ilustrado por el director, pero luego de cinco minutos el interés se reduce a cero.
Hay una búsqueda de emular el mundo de los dibujos animados de aquellos años e incluso es un personaje -digital- nada menos que un Correcaminos. Un cineasta sin estilo que falla es irrelevante, un realizador talentoso y extremo como Wes Anderson fallando es un estruendo que se escucha hasta la Luna. Tiene algunos buenos momentos, pero en general nadie logra sentirse a gusto, incluso su actor más importante, Bill Murray, no es parte del elenco.
La banda de sonido sí es sublime e incluye a Johnny Duncan and the Blue Grass Boys, Bob Wills and His Texas Playboys, Tex Ritter and His Texans, Les Baxter, Bill Monroe and His Blue Grass Boys, Roy Rogers & Sons of the Pioneers, entre otras leyendas de la música country. Lo ideal es conseguir la música y pasar por alto la película, porque ni un elenco tan memorable es capaz de salvar a Wes de la única película abiertamente mala de toda su carrera.
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