Cuando la narrativa audiovisual se adentra en el sombrío universo de las drogas, es común que nuestra imaginación recree escenarios con carteles, laboratorios clandestinos o el mercado negro. Sin embargo, concebir la imagen de una compañía farmacéutica respaldada por un equipo de investigadores formales resulta inusual. Medicina letal (Painkiller), la más reciente producción de Netflix, se basa en esta premisa al presentar la historia de un analgésico que, bajo la fachada de aliviar el dolor, provocó una devastadora epidemia de opioides en Estados Unidos.
La miniserie arroja luz sobre los matices de la invención del OxyContin y su trágico saldo de muertes debido a la adicción que conllevó. Basada en el libro de Barry Meier, Analgésico: Un imperio de engaño y los orígenes de la epidemia de opioides de EE. UU., así como en el artículo de The New Yorker titulado La familia que construyó un imperio de dolor, el programa no se limita a documentar cifras o estadísticas. En cambio, narra las vidas de quienes dieron forma a la crisis, desde los fabricantes de la droga hasta las víctimas y los investigadores.
“Lo que me interesó de la caso fue que no sucedió simplemente como un huracán o una inundación, fue algo fabricado por compañías que buscaban obtener una ganancia enorme con un medicamento que tenía algunos beneficios médicos valiosos, pero cuando se prescribe de manera inapropiada, conduce a una adicción masiva”, mencionó el productor ejectivo Alex Gibney en comunicado de prensa.
Desenmascarando una crisis en Estados Unidos
El medicamento despegó a nivel nacional gracias a una estrategia publicitaria bien planificada dirigida a los profesionales de la salud en los últimos años de los 90. La empresa logró además la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para su lanzamiento al mercado al afirmar, sin sustentación, que este medicamento era menos adictivo que otros opioides.
Sin embargo, los efectos nocivos del fármaco progresivamente se convirtieron en un secreto a voces compartido tanto por el Gobierno como por la población. La actriz de Orange Is the New Black, Uzo Aduba, también tuvo una experiencia cercana que la llevó a participar en este drama televisivo: “Hace diez años me sacaron las muelas del juicio y me recetaron OxyContin. Mi mamá me alertó para que solo lo tomara un día y botara el resto. Me fascinó que algo tan popular y ampliamente utilizado fuera ignorado y comencé a leer un poco más hasta que empecé a tener sed de exponer todo”, dijo al portal Parade.
Duelo interno en “Medicina letal”
Matthew Broderick también forma parte de la producción y asume el papel de Richard Sackler, presidente de Purdue Pharma, empresa detrás del fármaco. A medida que la trama se desenvuelve, el actor encapsula la complejidad de un personaje en conflicto. Sackler, atormentado por fantasmas personales, personifica la desconcertante desconexión entre sus decisiones y las consecuencias catastróficas que estas desencadenan. Las escenas nos permiten vislumbrar su sentido de superioridad y, al mismo tiempo, la realidad inclemente que sus acciones han engendrado.
Además de exponer el caso, Medicina letal cuestiona la ética detrás de la búsqueda desmedida de ganancias en una sociedad donde la crisis de los opioides continúa con otros medicamentos como el fentanilo. Por otra parte, aunque los capítulos logren cautivar con su fotografía y montaje, algunas críticas hasta el momento han señalado cierta superficialidad al intentar abarcar todas las perspectivas, por lo que destacaron la importancia de leer el artículo original para contextualizar y añadir profundidad al producto televisivo.
La producción ejecutiva está a cargo de Eric Newman, Peter Berg, Alex Gibney, y de los showrunners y creadores Micah Fitzerman‑Blue y Noah Harpster. Taylor Kitsch, Dina Shihabi y West Duchovny encabezan el resto del elenco.
Los seis episodios de Medicina letal están disponibles en Netflix.
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