En estos días se dio a conocer el adelanto de la película Napoleón, dirigida por Ridley Scott. En esta superproducción, el rol principal lo interpreta Joaquin Phoenix, y a nadie le sorprende la elección. Es que aunque tiene una carrera muy diversa, el actor ha sabido forjarse un nombre a partir de personajes llamativos, grandilocuentes y locos. Su Oscar a mejor actor por Joker (2019) es el broche de oro de una seguidilla de roles excéntricos e histriónicos.
Sin embargo, ha hecho roles muy diversos en los más variados tonos y estilos de los muchos años que viene trabajando en cine. Así que es muy interesante que haya elegido, luego de ganar tantos premios, volver a un rol mucho más sobrio como el de C’mon C’mon: siempre adelante (2021).
En esta película independiente filmada en blanco y negro, la estrella interpreta a Johnny, un periodista de radio que está realizando una investigación que consiste en realizarle una serie de preguntas a niños de todo el país. Pero cuando su hermana Viv (Gaby Hoffmann) le pide de forma inesperada que cuide a su hijo Jesse (Woody Norman), tío y sobrino se encontrarán frente a frente, tratando de resolver, incluso sin proponérselo, sus conflictos personales y angustias. En dos escalas distintas, claro está, pero ambos necesitan un intercambio de puntos de vista.
El hecho de que C’mon C’mon esté filmada en blanco y negro sirve también para bajarle el tono, así como Phoenix se ve mucho más contenido, lo mismo pasa con la imagen del largometraje. La aplicación de este recurso concentra más la atención, simplifica la imagen, aun cuando fotografiar en blanco y negro en el año 2021 es una verdadera proeza que requiere gente técnicamente preparada. Esa elegante sobriedad naturalista también necesita talento para alcanzarla. Es muy complejo dar la impresión de ser simple. Lo mismo para el guion, que no por cotidiano debe ser considerado poco profundo.
Es una película con humor, sentimientos, conectado con emociones y situaciones más cotidianas, aunque estas estén construidas de forma minuciosa. Si bien se nota una interacción con algo de improvisación, algo esperable para esta clase de producciones, basta mencionar que el joven actor que interpreta al pequeño sobrino es británico y durante todo el metraje finge acento americano. El blanco y negro, que para muchos hoy en día resulta un artificio, aquí consigue, curiosamente, que el mundo se vuelva más real.
Lejos de los premios y el impacto a gran escala que rodea a Phoenix, C’mon C’mon nos recuerda, incluyendo a su protagonista, que hay vida más allá de las superproducciones y las historias grandilocuentes. Una pequeña historia familiar con un humanismo que conmueve y moviliza al espectador. Está disponible en HBO Max.
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