Los extraños sigue a Neve, una mujer birracial de clase alta que vive una vida pacífica y en apariencia perfecta. Pertenece a una comunidad privilegiada y su estatus social es alto, con una activa vida dentro de ese mundo. También tiene un trabajo como subdirectora de una importante escuela privada. Pero un día todo se ve trastocado cuando dos personas de su pasado llegan al lugar para hacerle un reclamo que podría hacer que Neve perdiera todo aquello por lo que ha trabajado durante estos años de su vida, formando una familia con su esposo blanco en una comunidad también de esa raza.
Neve tiene la piel clara y usa una peluca para reducir al mínimo su apariencia de raza negra dentro de esta comunidad británica. Pero los extraños no son otra cosa que el hijo y la hija que ella abandonó años atrás, antes de tener nuevos hijos y formar otra familia. Los niños abandonados son inequívocamente negros, lo que hace que Neve deba confrontarse con su propia identidad y raza, algo que claramente no desea hacer.
Hay un problema en la traducción del título original. Lo que en Netflix se estrenó como Los extraños, es en el original The Strays, es decir, los extraviados, lo que puede aludir tanto a los hijos de Neve como a ella misma, también como la idea de un animal que se separa del grupo y se pierde. Una serie de sutilezas que la traducción arruina. Una pista que se pierde y que hay que ir descubriendo a medida que avanza la historia.
Pero posiblemente el gran inconveniente de la película es que intenta construir un relato con discurso social al mismo tiempo que trabaja las reglas de los géneros cinematográficos. Algo que hace pocos años convirtió a Jordan Peele en un director sorprendente al estrenar ¡Huye! (2017). Peele supo cómo hacer largometrajes divertidos con un evidente discurso político y social. Primero, el cine y, detrás de él, sus ideas del mundo.
Los extraños resulta muy torpe en el intento de hacer ese mismo juego y, con una rapidez sorprendente, la película pierde interés. Sin querer, demuestra que directores como Jordan Peele no son producto de la casualidad y que aquello que parece fácil en ellos es bastante difícil para todos los demás. El final juega incluso con la posibilidad de seguir la historia, algo raro, si se piensa que no puede hacer algo bueno con la que contó hasta ahí.
El film dirigido por Nathaniel Martello-White está disponible para ver en el catálogo de Netflix.
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