HBO Max estrenó Los plomeros de la Casa Blanca (The White House Plumbers), una miniserie sobre uno de los casos más escandalosos de la historia norteamericana del siglo XX. El 17 de junio de 1972, cinco hombres que habían entrado por la fuerza a las oficinas del Partido Demócrata en el edificio Watergate fueron detenidos por la policía mientras cometían el delito. Más tarde el FBI encontró una conexión entre los cinco ladrones y el comité para la reelección del presidente Richard Nixon, miembro del Partido Republicano.
El escándalo fue imposible de tapar y se volvió un problema nacional gracias a la intervención de dos periodistas de The Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein. Sobre esta investigación y este escándalo se hizo un clásico del cine: Todos los hombres del presidente (1976) con Dustin Hoffman y Robert Redford. Hace unos pocos años, Steven Spielberg narró otro escándalo en su película The Post (2017). En esa misma, la prensa descubría el ocultamiento sobre la información de la Guerra de Vietnam por parte del gobierno.
Los plomeros de la Casa Blanca abarca el período entre un escándalo y otro, y muestra la serie decisiones y planes por parte de agentes del gobierno que le terminaron costando la presidencia a Richard Nixon. Los eventos en la vida real no fueron para nada cómicos, aunque vistos en perspectiva se puede decir que fueron bastante absurdos.
Los agentes E. Howard Hunt (Woody Harrelson) y G. Gordon Liddy (Justin Theroux) forman parte de un grupo informalmente llamado “Los plomeros de la Casa Blanca”, formado para evitar las filtraciones a la prensa de los hechos que el gobierno intenta ocultar. Se formó justo después del escándalo de los papeles del Pentágono con respecto a la Guerra de Vietnam, y la misión de los dos personajes centrales de la miniserie consistía en proteger la imagen del gobierno y el presidente.
La miniserie elige lanzarse de lleno hacia la comedia, buscando exacerbar la ridiculez de los hechos narrados y mostrar cómo aún en las más altas esferas del poder los errores humanos pueden llevar a situaciones inverosímiles y también tragicómicas. E. Howard Hunt y G. Gordon Liddy fueron en la vida real dos personajes muy singulares, pero la ficción no quiere dejar lugar a dudas y los muestra con trazos gruesos y exagerados, fundamentalmente con la intención de volverlos protagonistas de una historia cómica de enredos. Es un tono bastante extremo y no tan sencillo de aceptar, pero es la apuesta de la producción.
El director y productor de Los plomeros de la Casa Blanca es David Mandel, responsable de una de las grandes sátiras políticas de la última década: Veep. También ha escrito episodios de Seinfeld y Curb Your Enthusiasm. Y los creadores y guionistas, Alex Gregory y Peter Huyck, también fueron los creadores de Veep, lo que lleva a realizar una comparación entre el estilo de sitcom moderna de la serie protagonizada por Julia Louis-Dreyfuss y esta historia que juega más a la reconstrucción de época de las dos películas mencionadas al inicio de la nota y, por lo tanto, reclama otra lógica para el humor.
La puesta en escena busca también ser veloz, cortada, con ideas algo disparatadas que buscan generar movimiento en la pantalla y aportar algo de vértigo que nos obligue a no tomar en serio las intrigas palaciegas de la trama. Pero esto la vuelve más rara y no tiene todo el tiempo el efecto deseado. La serie limitada está basada en el libro de Egil Krogh, Integrity: Good People, Bad Choices, and Life Lessons from the White House. Egil es uno de los personajes del título que, como dato positivo, tiene un elenco espectacular. No sólo los dos protagonistas, sino también Lena Headey, Domhnall Gleeson, Judy Greer, Kim Coates, Gary Cole y Kathleen Turner.
Con sus altibajos, se puede decir que Los plomeros de la Casa Blanca forma una especie de trilogía que completan The Post y Todos los hombres del presidente. Los interesados en el tema, no pueden perdérsela en HBO Max.
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