Los finales de las series muchas veces se sienten como duelos. En algún punto, los personajes se convierten en parte de la vida de los espectadores, y saber que quizás no los volverán a ver, duele. Quienes acompañaron a Ted Lasso y al AFC Richmond a lo largo de tres temporadas en su intento por alcanzar la gloria en el fútbol de Inglaterra seguramente hoy sientan un vacío tras el final. La multipremiada serie de Apple TV+ se despidió con un episodio a pura emoción y el optimismo de siempre.
Tras descender de categoría en la primera temporada y volver a la Premier League en la segunda, el Richmond de Ted Lasso sueña con coronarse en la tercera. El modesto equipo del suroeste de Londres, contra todos los pronósticos, llega a la última fecha con una racha de 16 triunfos consecutivos y peleando palmo a palmo el título de liga con el poderoso Manchester City de Pep Guardiola. Para ser campeón, debe ganar su partido y esperar que el City no triunfe en el suyo. La única certeza de todas es que, pase lo que pase, Ted abandonará el equipo al final de la temporada.
Contado todo esto, Ted Lasso parece una serie de fútbol, pero en realidad no lo es. Es una comedia sanadora y optimista, que paradójicamente llegó a mediados de 2020 en un momento en que la gente necesitaba reír para sobrellevar los momentos duros de la pandemia. Y vaya que sí lo logró. Sus dos primeras temporadas cosecharon 34 premios, entre ellos dos Premios Emmy a mejor comedia y otros dos por mejor actor de comedia para Jason Sudeikis, el genio que dio vida al protagonista.
La producción es una de esas series que hacen bien. Amable, tierna, divertida y con personajes tan queribles que serán difíciles de olvidar. La historia es simple: un entrenador de fútbol americano que es contratado para dirigir un equipo de fútbol de la primera división de Inglaterra sin siquiera conocer las reglas del deporte. Su único mensaje es que hay que creer. “Believe” (creer, en español) es la palabra que cuelga en una de las paredes del vestuario.
Es verdad que la serie narra las aventuras de un club de fútbol que busca lograr el éxito deportivo, pero lo más importante siempre es el equipo. No se trata solo de ganar o perder, sino de crear relaciones humanas auténticas. Pone el foco en las historias detrás de los personajes y se destaca en su intención de desestigmatizar temas que son muy tabú en el deporte más popular del mundo, como los trastornos de salud mental y la homosexualidad.
A simple vista, Ted Lasso parece un entrenador bonachón al estilo Ned Flanders de Los Simpson que derrocha optimismo y alegría. Pero en el fondo se esconde un personaje negador con conflictos no resueltos por el suicidio de su padre. Todo eso se traduce en ataques de pánico en la segunda temporada.
La historia también atrae porque expone el costado más vulnerable de los jugadores. Desde siempre, el fútbol fue considerado un “deporte de machos”. “Hombría” es una palabra que aún se sigue escuchando en el ambiente. Ted Lasso viene a patear con humor el machismo. Los futbolistas de la serie lloran, sufren y van a terapia, mientras las mujeres lideran clubes y empresas. La dueña del ficticio AFC Richmond es Rebecca Welton, interpretada por una genial Hannah Waddingham.
La tercera temporada no tiene el ritmo de las primeras dos y por momentos parece más un drama que una comedia. La primera mitad no termina de convencer. Pero pareciera que los productores decidieron guardarse lo mejor para la segunda mitad. El sexto episodio (una joya grabada íntegramente en Ámsterdam) es un quiebre en la temporada y la historia vuelve a enamorar. A partir de ahí se suceden una serie de capítulos muy emotivos que comienzan a dar cierre a las historias de los personajes secundarios. Por un lado, Roy Kent (Brett Goldstein) y Jamie Tartt (Phil Dunster) se pelean por la empoderada Keeley Jones (Juno Temple), mientras Nathan Nate Shelley (Nick Mohammed) vuelve al Richmond como utilero tras su paso como director técnico del West Ham. También se define el futuro de Rebecca, que analiza vender el club y viajar por el mundo.
La resolución de la historia del coach Beard (Brendan E. Hunt) merece un párrafo aparte. En el penúltimo episodio, cuando decide perdonar a Nate y abrirle nuevamente las puertas del Richmond, se revela por qué quiere tanto a Ted. El entrenador, el único de los dos que llegó a Londres con conocimientos de fútbol, cuenta que Lasso lo salvó de las drogas y la cárcel en Estados Unidos. Desde entonces, se convirtió en su fiel ladero y lo sigue a donde vaya. Ahora se debate entre volver a Kansas con su mejor amigo o quedarse por amor (en una relación algo tóxica, por cierto) en Londres. En la última escena con Ted, una de las mejores de la serie, finalmente se devela su verdadero nombre.
Jason Sudeikis declaró hace unos meses que la tercera temporada sería la última. Sin embargo, el episodio final deja algunos guiños que podrían hacer pensar en una continuidad o, al menos, en un spin-off (¿acaso una posible serie de un equipo femenino del Richmond?). Mientras Apple TV+ evita confirmar que la tercera temporada es la última, hay motivos para ilusionarse. Y si algo aprendimos de Ted Lasso es que nunca hay que dejar de creer. Las tres temporadas están disponibles en streaming.
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