Titanic regresó a las salas de cines en febrero de este año por su aniversario número 25, aunque, para sus actores y equipo técnico, han pasado 27 años desde que dieron origen a una de las producciones más taquilleras de la historia. Kate Winslet, una de sus inolvidables protagonistas, recuerda esta aventura que involucró largas y duras horas de rodaje, forjar una amistad con Leonardo DiCaprio, mantener un acento norteamericano y mucho más.
“No es difícil para mí creer que 25 años han pasado, pero pienso que es ciertamente porque tuve hijos y mi hija mayor tiene ahora 22 años. Entonces, hay mucho que pasado en la vida para mí”, confiesa Winslet. “Realmente se siente como [que pasaron] 25 años y, para nosotros, es 27 porque es el tiempo que hace que empezamos a hacer la película. Así que, sí es maravilloso. La mitad de mi vida que he estado hablando de Titanic y si Jack pudo caber en la puerta o no”.
La ganadora del Oscar, el Globo de Oro y el Emmy describe la filmación de la película de James Cameron como una experiencia muy difícil. De hecho, esa es su memoria favorita: grabar seis días a la semana durante siete meses y medio, y esperar un clima perfecto sin viento por la noche para hacer posible la icónica escena del barco hundiéndose.
“Llegamos a casa del trabajo a las 6:30 de la mañana de un domingo, podemos dormir y tal vez podemos comer por la tarde. El lunes regresamos al trabajo y de vuelta al mismo ciclo de seis noches seguidas. Cuando honestamente miro atrás y a la gente que fue parte de hacer la película, eso es lo que todos recordamos”, asegura y admite que “fue muy duro para todos”.
Un fenómeno inesperado que se mantiene vigente
Mientras filmaban Titanic, ninguno de los involucrados tenía idea de que se convertiría en un fenómeno del cine. “Tendré 50 años en tres años, que parece tan ridículo y aquí estoy todavía hablando de Titanic. Y la parte verdaderamente alegre y gratificante de todo esto es que la gente irá a verla otra vez”, son las palabras de Kate Winslet que denotan su emoción al ver que el film se mantiene vivo dos décadas después. “No he estado en algo así desde entonces y probablemente nunca vuelva a estarlo”.
Pese a que el largometraje es uno al que debemos regresar cada cierto tiempo, Kate solo lo ha visto tres veces y esa es una cifra alta teniendo que en cuenta que casi no ve sus propias películas porque “el proceso es hacer el personaje mientras grabas la película” y, luego del estreno, se vuelve todo muy “abstracto”. La última vez que la vio fue en 2012 cuando se relanzó en pantalla grande en 3D y no la ha vuelto a ver desde entonces.
La conexión con Leonardo DiCaprio y actuar con acento americano
¿A quién ama Gilbert Grape? es la película que se le vino a la mente a Kate Winslet cuando se enteró de que iba a protagonizar Titanic junto a Leonardo DiCaprio. Ella recuerda que todos hablaban de él de la misma forma que lo hacían sobre River Phoenix, otra estrella del momento en esa época. Se preguntaba cómo llegó hasta allí para trabajar con un actor tan joven y maravilloso, pero volverse amigos no fue muy complicado.
“Todo sobre la filmación era difícil para todos por las condiciones del clima o lo largas que serían las horas, mucha gente estaba lejos de sus familias por un largo tiempo. Yo estaba lejos de mi familia por siete meses y medio, y solo tenía 21 años. Eso fue muy difícil. Entonces, creo que, ante la ausencia de las familias y los amigos en casa, Leo y yo realmente nos aferramos el uno al otro de inmediato. Y fue asombroso trabajar con él, éramos más similares de lo que creíamos”, cuenta.
Ambos eran parecidos en todo sentido, desde la crianza y la educación hasta cómo sus padres los llevaron a clases de actuación desde muy pequeños, “hemos sido algo así como cortados por la misma tijera en cierto modo y ninguno de los dos fue profesionalmente entrenado”. La actriz de 47 años describe este sentimiento como el de dos “actores callejeros afortunados”. Y añade: “Probablemente sea la razón por la que aún somos amigos en la actualidad”.
Pero el mayor reto para Kate Winslet no fue el extenso rodaje o compartir cámara con una gran estrella en ascenso, sino lograr sonar como una mujer norteamericana. Nacida en el condado de Berkshire, Inglaterra, jamás en su vida había enfrentado el desafío de actuar con un acento distinto, pero tuvo que hacerlo con destreza a sus poco más de 20 años y hoy continúa siendo muy crítica con ella misma.
“El mayor reto de hacer la película fue mantener el dialecto americano, porque nunca había hecho ese acento antes. Había una entrenadora allí todos los días y, de hecho, es con quien sigo trabajando hasta el día de hoy cuando tengo que hacer un acento americano. Es alguien que conozco por 27 años: Susan Hegarty, quien es maravillosa. Pero cuando miro atrás a cuando hice Titanic y me veo hablando digo: ‘Por Dios, no’. Pudimos hacerlo mejor”, vuelve a ese momento con cierta frustración. “Soy muy quisquillosa con eso ahora y amo hacer acentos, especialmente el americano”.
Además, todo tenía que ser perfecto todo el tiempo: el cabello, el rostro, el vestuario, el acento, la actuación. Y era realmente difícil cumplir con esas expectativas en medio de asombrosos efectos especiales, un barco, la abrumadora cantidad de extras y tanto movimiento que caracterizó a la producción. “Leo y yo no podíamos arruinarlo. Si tú no creías en Jack y Rose, no tenía sentido”, concluye. Hoy no cabe duda alguna que el mundo entero creyó en ellos, así como este romance marcó un antes y después en el cine.
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