Llegó a Netflix una película con un elenco espectacular. Se trata de Esperando a los bárbaros (Waiting for the Barbarians), otra prueba de lo internacional que es el cine contemporáneo. Esta coproducción entre Italia y Estados Unidos está protagonizada por los actores británicos Mark Rylance y Robert Pattinson, el norteamericano Johnny Depp, la actriz mongola Gana Bayarsaikhan y la italiana Greta Scacchi. Está basada nada menos que en un libro del autor sudafricano J. M. Coetzee, guionista también de la película. El director es el cineasta colombiano Ciro Guerra. Luego de ser estrenada en el Festival de Venecia y su paso por salas en algunos países, la película está disponible para verse en streaming. Con semejantes nombres, es imposible dejarla pasar.
Esperando a los bárbaros gira en torno al personaje del Magistrado (Mark Rylance), quien administra un puesto de avanzada en las fronteras desérticas de un Imperio cuyo nombre jamás es mencionado. Todos hablan inglés, pero ni las banderas ni los uniformes corresponden al Imperio Británico. El magistrado ha logrado mantener cierto orden sin mayores sobresaltos. Pero las cosas empiezan a cambiar con la llegada de un misterioso y siniestro personaje, el Coronel Joll (Johnny Depp), quien parece recibir órdenes claras del poder central. Este será el inicio de conflictos cada vez mayores entre los miembros del imperio y los habitantes del lugar. Más tarde llega el otro oficial llamado Mandel (Robert Pattinson), un subordinado del coronel Joll, quien tiene la misión de comandar el fuerte y termina por profundizar todos los choques mencionados.
La película tiene un aire al cine político de la década del sesenta y del setenta, cuando las películas volcaron de forma más explícita su mirada crítica sobre el imperialismo, pero siempre con el fondo espectacular de locaciones impactantes y situaciones de pura potencia cinematográfica. Luego de décadas de tratar el tema dentro del marco del cine de aventuras, en aquellos años un revisionismo con variados resultados comenzó a apoderarse de estas historias. Incluso en aquellos films que conservaban el espíritu del entretenimiento, las cosas empezaron a cambiar. Esperando a los bárbaros deja de lado la aventura para explorar temas más complejos, tanto a nivel político como humano.
Para que sus ideas sean más trascendentes, la película intencionalmente no deja en claro en qué lugar transcurre ni cual es el imperio. Es la manera a través de la cual el autor y a la vez guionista despliega una mirada crítica sobre cualquier forma de colonialismo sin hacer hincapié en ningún país en particular. Lo que se crítica no es una nación, sino una forma en la cual los países se relacionan con otros y los choques de culturas que esconden también formas de violencia y ocupación. La película, como el estilo de cine ya mencionado, es fuerte, violenta y finalmente perturbadora. Su denuncia aunque tenga mucho de metafórico, igual no quiere ni puede evitar volverse explícita.
Su director, Ciro Guerra, obtuvo un enorme reconocimiento internacional por su película El abrazo de la serpiente, nominada al Oscar a mejor película extranjera y ganadora en festivales internacionales, incluido el de Cannes. Para que nadie pueda reclamar su lealtad al, el propio autor de la novela escribió el guión. La novela fue publicada en 1980 y J. M. Coetzee recibió el Premio Nobel en el año 2003. La atemporalidad del relato queda demostrada con esta adaptación. Contar con dos estrellas gigantes como Depp y Pattinson para el elenco y un ganador del Oscar como Rylance para el papel principal es el combo perfecto de esta clase de producciones que no podrían hacerse de otra manera. Es todo un hallazgo ver a estos actores en roles que no son los habituales. Las fronteras entre países no existen cuando se trata de hacer cine.
Esperando a los bárbaros ya está disponible en el catálogo de Netflix.
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