Red Rocket se ve, desde el comienzo, como una de esas películas de cine independiente que enamoraron a una generación en la década de los noventa. Cámara en mano, algunos actores no profesionales, los paisajes de un Estados Unidos marginal y los sueños de aquellos que han perdido el tren del suceso en la vida. Una historia conocida que aquí se ve, por estar algo fuera de moda, completamente renovada y atractiva.
El protagonista es Mikey Saber (Simon Rex) una ex estrella del cine porno que en completa decadencia laboral deja atrás Los Ángeles y regresa a su pequeño pueblo de origen, en Texas. Han pasado más de quince años y sólo puede recurrir a su ex esposa, Lexi y su madre Lil. Ambas mujeres deciden darle alojamiento a cambio de que Mikey consiga trabajo y pague su alquiler. La tarea no es tan sencilla como parece y Mikey tendrá que encontrar, a cualquier precio, la manera de obtener el dinero. Cuando vaya al local de donas del pueblo conocerá a Strawberry (Suzanna Son), una chica que atiende allí y que está a punto de cumplir dieciocho años. Mikey se enamorará de ella y comenzará una relación, mientras recupera su sueño de volver al mundo del cine pornográfico.
Esta comedia de humor negro, con esa estética de realismo de cine independiente, construye poco a poco el relato de un perdedor que busca una segunda oportunidad. La más norteamericana de las historias, en un cine especializado en ese tipo de personajes. Como hemos visto con boxeadores y cantantes, aquí lo vemos en ese actor porno venido a menos. A pesar de la dudosa honestidad del personaje y sus actitudes reprochables, es difícil no sentirse angustiado por su sufrimiento y su destino incierto. La película juega con su ambigüedad y nos lleva a estar cerca de un antihéroe total, alguien cuyo egoísmo desesperado puede terminar muy mal.
La curiosidad más destacable de la película es la elección de Simon Rex como protagonista. Este actor es conocido por su participación en varias de las películas de las secuelas de Scary Movie, unos títulos de dudosa calidad, así como también otras parodias de ese estilo. Este rol en Red Rocket le ha valido un reconocimiento inédito y el director sin duda se arriesgó al contratarlo. Pero el dato menos conocido es que Simon Rex tuvo también una breve incursión en el mundo del cine para adultos, lo que lo vincula aún más con el personaje que interpreta aquí.
El mérito de la película, tanto en su tono como en su puesta en escena, es responsabilidad del director y guionista Sean Baker. Dos de sus películas anteriores tuvieron un enorme prestigio: Tangerine (2015) y The Florida Project (2017). Ambas mostraron un gran oficio del director para moverse entre las herramientas del cine independiente, casi amateur, y la solidez de un cine narrativo más masivo. Acá confirma ambas cosas, sin tampoco repetirse o estancarse en sus propias reglas.
Red Rocket es un tipo de cine más habitual hace treinta años, cuando la corrección política no se había adueñado de los cineastas independientes y cuando se la daba prioridad a la construcción de personajes e historias complejas por encima de la agenda ideológica. Incluso el humor de la película muestra que se trata de un título menos domesticado y estándar de lo que hoy se ve habitualmente.
No pueden perderse Red Rocket, ya disponible en HBO Max.
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