“Willaq Pirqa”: lo más hermoso del cine a través de los ojos de un niño de la sierra peruana

Más de uno vivió la experiencia de enamorarse del cine a una corta edad, pero las épocas y dificultades de acceso a este tipo de arte logran que cada recuerdo sea único. Willaq Pirqa, el cine de mi pueblo es una película peruana que podría considerarse una oda al cine y, a la vez, un homenaje personal del propio director, César Galindo, a su origen andino. Y con un guiño (no me atrevería a adelantar mucho) al crecimiento del cine regional en las últimas décadas.

La historia se ambienta en una comunidad quechuablante del Cusco, en la sierra de Perú, entre la década de los 70 y 80. Sistu –interpretado por el niño actor debutante Víctor Acurio– vive junto a sus padres y hermano menor, y es el único de la familia que está aprendiendo a hablar y leer en español con la finalidad de asegurarse un mejor futuro. Su madre sueña con que él se convierta en médico, aunque los sueños del pequeño toman una dirección cuando casualmente descubre el cinema del pueblo.

A su padre no le gusta la idea de que él vaya al pueblo para ver películas, de hecho, considera que estas creaciones globalizadas lo alejarán de su cultura, su idioma y, por ende, de sus seres queridos. Su hermana mayor viajó a Lima, la capital peruana, para trabajar como servidumbre y ellos esperan que algún día vuelva, pero la ciudad es así: absorbente y ladrona de nuestros orígenes.

Willaq Pirqa es una obra de cine regional que tiene de todo, desde una exposición realista sobre la vida en el campo en la sierra peruana hasta contar con elementos conmovedores e hilarantes. Además, se oponen figuras extremas en la vida de Sistu: primero, la mamá Simona (Hermelinda Luján) que impulsa a Sistu a perseguir sus sueños y lo defiende de los reproches dentro de la comunidad; y segundo, su testarudo padre, Florencio (Alder Yauricasa), quien está harto de escucharlo hablar sobre las películas y piensa que es mejor que se dedique al campo como él.

Cabe destacar que, los actores que integraron el reparto del film son también originarios de la comunidad y el pueblo Ollantaytambo, donde se ha instalado la cineteca que visita Sistu todos los sábados. Por tal motivo es que el 95% de la producción está hablada en quechua, solo unos pocos diálogos son en español, y en base a esto es que Galindo juega con la idea de la unión y la representatividad mediante la ficción.

“Ellos vendrán al cine cuando haya una película en quechua”, le dice muy inocente Sistu al proyeccionista del cine. Él solo atina a reírse y decir que eso es imposible, que ni ahora ni nunca habrá una película así. Es por ello que el cineasta hace un regalo a las regiones más profundas de Perú y al mundo entero con un relato sobre el descubrimiento del cine ligado a la necesidad de que todas las culturas sean expuestas en una pantalla grande.

Mientras aún existe esta brecha, Sistu pide prestadas las aventuras de Bruce Lee, del rey Arturo, de Aladino y otros clásicos de Hollywood para entretener semana a semana a sus padres y otros comuneros. Cuando estas se acaban, él se pregunta qué hacer y cae en cuenta de que ha aprendido algo muy valioso, contar sus propias historias a partir de su vida en la comunidad. No solo es un puente entre dos mundos, sino también alguien que puede llevar sus propias anécdotas al cine.

Reconocida con tres premios en el Festival de Cine de Lima 2022, Willaq Pirqa, el cine de mi pueblo llegó el pasado 8 de diciembre a las salas de cines peruanos.

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