La historia de Becky Green (Erin Doherty) podría ser la de cualquier persona: es una veinteañera casi adicta a su celular que proyecta su vida a través de lo que ve en la de redes sociales de los demás. Pero ella tiene una obsesión y es con una ex compañera de su escuela llamada Chloé Fairburne (Poppy Gilbert).
Mientras Becky vive en los suburbios de Glenwood Bay con su madre que está presentado los primeros síntomas de demencia, sobreviviendo a trabajos mal pagos y con una tragedia familiar a cuestas, la vida de Chloé pareciera, al menos por lo que refleja en redes, totalmente opuesta. La joven, que compartió con Becky su días en el colegio, se mueve en la alta sociedad, tiene consumos privilegiados y sus amistades tienen su mismo nivel de vida. Chloé tiene plata para comparase los mejores outfits, un marido encantador y un grupo de amigos que la ama y la considera una especie de it girl. Pero como dice el dicho, “no todo lo que brilla es oro”. Y así cuando Chloé aparece muerta, las verdades comienzan a salir a la luz.
Esta ficción inglesa está creada por Alice Seabright (responsable también del guion de la serie de Netflix, Sex Education) apunta a la obsesión que se genera muchas veces con la vida que se refleja en las redes socielas y de qué manera puede esto traumar la existencia de quienes consumen esto sin el filtro de que “nada es lo que parece”. Y de esto se dará cuenta Becky cuando una vez que se entere de la muerte de Chloé, decida cambiar su nombre y crearse una especie de alter ego para inmiscuirse en el círculo de relaciones de su fallecida compañera. Así Becky se convierte en Sasha Miles, una galerista que vive en la calle más chic de Bristol que acaba de llegar de Tokio. Es su propia antítesis: Sasha es segura de sí misma, sabe qué quiere y va a por ello. Pero en el camino se encontrará con escollos y también con revelaciones sobre Chloé.
“En Chloé el teléfono celular es un objeto cargado de significado cuya pantalla se convierte en una ventana recurrente a la historia, al igual que en las películas clásicas ocurría con las cartas manuscritas”. Así describía Seabright esta serie en una entrevista otorgado al diario inglés The Guardian y agregó: “Todos podemos relacionarnos con Becky, aunque no nos hayamos infiltrado en la vida de un muerto. Algo de esa experiencia define a nuestra época, y para ello era imprescindible poder contar la historia a partir del peso que tienen las pantallas en la definición de lo real hoy en día. Gran parte del drama de nuestra vida se desarrolla literalmente en nuestros teléfonos”.
Porque en definitiva cuál es la verdadera Chloé y cuál es la Becky real. Es una pregunta que pone en la discusión esta serie que te hará reflexionar acerca del alcance del consumo de las redes sociales.
¿De qué manera un posteo que muestra el lado narcisistas de las personas y puede afectar la vida de cada uno de los espectadores pasivos? Pero esta serie no es una análisis sociológico de la realidad sino que está pensada como un thriller que hace que genere un play consecutivo a cada episodio.
Chloé está disponible en el catálogo de Prime Video.
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