El cine francés le ha dedicado siempre un espacio a las películas de acción. En la era de Netflix nos llegan más películas de este género que antes y entre ellas Bala perdida (2020) es una de las más divertidas. Dos años después llega su secuela a la misma plataforma para continuar el éxito y confirmar su popularidad. Corta y al pie, sin vueltas, Bala perdida 2 es un entretenimiento puro y duro para pasar un buen rato.
En la película anterior conocimos a Lino (Alban Lenoir) un mecánico con un talento notable para construir coches especiales, pero asociado a criminales terminaba en la cárcel cuando un robo salía mal. La unidad de policía antidrogas le ofrecía un trato para que adaptara sus vehículos con el fin de atrapar a los criminales siempre con autos de alta gama especialmente preparados para la velocidad. La trama de la película funcionaba muy bien y recién al final apostaba a lo inverosímil. Algo parecido a lo que en Estados Unidos ocurría con la saga de Rápidos y furiosos.
El disparate de las escenas finales de Bala perdida conecta directamente aquí con la secuela que ya arranca en ese tono y permanece en él todo el tiempo. Ahora Lino, asociado con la oficial Julia (Stéfi Celma, la actriz de Ten Percent) van a seguir en su combate del crimen, pero sumándole en el caso de Lino el deseo de venganza. A pesar de las alocadas escenas, Bala perdida 2 no usa el humor como una herramienta y mantiene siempre el drama hasta el final.
No tiene grandes pretensiones ni se desvía en subtramas inútiles. Se dedica a lo que quiere contar y se apoya en escenas de acción más espectaculares que las de la anterior entrega. Los dos protagonistas tienen mucho carisma y todo indica que hay suficiente energía para una tercera parte.
Bala perdida 2 ya está disponible en Netflix.
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