El thriller psicológico que está manteniendo al borde del asiento al público en 65 países

Este largometraje es la segunda producción más visto en el servicio de Netflix a nivel global

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Paula y su marido regresan en coche de una cena y se topan con una niña deambulando sola por la carretera. Dos semanas más tarde deciden acogerla. La niña vive con la fantasía de un monstruo que la castigará si sale de un cuadrado de tiza pintado en el suelo.

En los últimos años, el thriller psicológico ha cobrado una mayor fuerza entre los espectadores, quizá por su cercanía con el cine de terror. Esto ha hecho que este tipo de producciones estén viviendo una nueva era y que incluso pareciera que están de moda. Jaula, el reciente film español de Ignacio Tatay (Mano a mano) es una nueva propuesta que Netflix trajo a su catálogo y con apenas una semana en el servicio, está siendo la sensación entre quienes ya la han visto. Actualmente esta historia se encuentra entre los más visto en la plataforma en más de 65 países.

En la película, Paula (Elena Anaya) y su esposo regresan de cenar cuando de repente encuentran a una niña, Clara (Eva Tennear), deambulando por un camino oscuro de la calle. Está sola, despeinada y congelada, incluso cuando una motocicleta que se aproxima se precipita hacia ella, es la pareja quien la salva. Tras llevarla al hospital, los dos se reencuentran con la niña dos semanas después cuando nadie la reclama. Con los medios para cuidar de la pequeña, el matrimonio decide llevarla a su casa para que empiece una vida nueva junto a ellos y es ahí donde comienza a formarse un vínculo emocional entre ellas.

La joven parece algo traumatizada, es callada y cree que si se sale de un cuadrado que dibujo en el suelo, un monstruo saldrá y llegará por ella para castigarla. Poco a poco Paula se ganará la confianza de la menor, quien aprende a ver en la mujer a una figura que la puede proteger, amar y cuidar. No obstante es en ese proceso cuando Paula sentirá curiosidad por conocer el pasado de la pequeña y decide investigar de donde viene y por todo lo que ha pasado. Cuando comienza a conectar los puntos y abrir puertas, la protagonista se pondrá en peligro al descubrir una terrorífica verdad sobre la nueva integrante de la familia.

El largometraje originalmente lanzado en Europa en salas de cine, fue distribuido por Sony Pictures, pero desde su llegada a la plataforma de Netflix esta viviendo un segundo aire. En menos de una semana se ha convertido en la segunda producción de habla no inglesa más vista en el servicio, en países como Estados Unidos, Canadá, Austria, Bélgica, Hong Kong, Indonesia e Israel. La película además es producida por Alex de la Iglesia, reconocido por su trabajo en producciones como El día de la bestia y 30 monedas.

Esta ficción está inspirada por hechos reales que el director conoció en 2010 y que ha trasladado a su película, dándole un giro que la aleja del morbo que generó la historia original. La anécdota en la que se basó el realizador fue la de Josef Fritzl, un hombre que encerró a su hija, Elisabeth, en un sótano sin luz durante 24 años. Durante todo ese tiempo, la joven fue violada en repetidas ocasiones por su padre y en ese tiempo procreó a siete hijos. Según las palabras del propio detenido, en su cabeza existía una clara obsesión sentimental y sexual hacía la menor: “La única razón por la que tuve tantos hijos con ella era para que se quedara para siempre conmigo porque, como madre de seis niños, ya no se fijaría en otros hombres”.

La jaula recupera este crimen, pero le da un giro en el que el drama, el suspenso y el terror también forman parte de la historia: “El resultado no fue premeditado, sino que fue la respuesta emocional que generaron en mí esos casos reales en los que está basada la película. Por eso hay tantas cosas mías en cada uno de los personajes”, dice Ignacio Tatay, que con este trabajo debuta en la dirección de largometrajes, luego de estrenar los cortometrajes Novio y Mano a mano.

Para algunos especialistas uno de los grandes aportes de este largometraje es que es un título atípico a lo que se ve en la cinematografía española. No es un cine de sustos, no es una película gore. No hay fantasmas que se aparecen en la noche, pero sí hay otros fantasmas, los de la ansiedad, el miedo a no encajar, los de la frustración y los de la derrota. Además la atmosfera en la que se rodó este trabajo también le brinda ese ambiente sombrío y de peligro a la producción. La película se filmó en una zona residencial de Madrid, y las casas que aparecen en la película tienen un protagonismo especial: sus habitaciones forman parte del guion.

Jaula se encuentra disponible desde hace unos días en la plataforma de Netflix.

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