Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades es una película muy mexicana, ya que habla y describe la historia del país que tiene la frontera natural más extensa con Estados Unidos. Detrás de esta película se encuentra el director ganador de un Oscar por Birdman, Alejandro González Iñarritu que es la primera vez que regresa a México para filmar luego de aquella película que le dio la popularidad mundial, Amores perros.
La historia de Bardo es la de Silverio (Daniel Giménez Cacho), un periodista prestigioso devenido en documentalista que regresa a su México natal (llega desde Los Ángeles) para recibir un galardón como premio a su carrera. Pero éste será un viaje intimista donde Silverio se enfrentará a grandes verdades y dolores en el alma que aun lo persiguen. A su país llega con su esposa Lucía, interpretada por Griselda Siciliani y su hijo adolescente (luego se suma su hija mayor). Ahí es cuando comienza el Bardo.
“No es Bardo como lío como quilombo como lo usamos nosotros en Argentina, sino que es este espacio intermedio donde pasan cosas simultáneamente y ninguna anula a la otra. Como un espacio en medio de algo y de eso va la película. Pero también le queda lindo el nombre Bardo argentino”, afirmó la actriz Griselda Siciliani en diálogo con Infobae.
Silverio se enfrenta a preguntas universales y al mismo tiempo íntimas sobre la identidad, el éxito, la mortalidad, la historia de México y los profundos lazos familiares que comparte con su esposa e hijos. En efecto, lo que significa ser humano en estos peculiares tiempos.
¿Cómo fue tu llegada a Bardo, cómo fue le casting y cómo lograste hacer el acento sin caer en la caricatura?
La llegada a la película fue muy loca porque empecé a hacer un casting a la distancia sin saber para quién, ni para qué película, ni para qué contexto. Te mandan una escena, la hacés con lo que sentís que querés hacer y así empieza todo de a poco. Después sí, fui enterándome que era Iñarritu. Y en un momento viajé a Los Ángeles. Yo estaba grabando en Barcelona y estaba complicada para hacer el casting y ahí fue Alejandro quien me esperó en un punto. Primero siguió buscando después me dijo “bueno dale, te espero”. Mucha emoción y mucha responsabilidad que me haya esperado porque después vas al casting presencial y hay que estar a la altura de esa oportunidad.
Fue toda una vorágine...
Sí, yo venía agotada de la fiesta de fin de rodaje en Barcelona y me fui al aeropuerto y fui a Los Ángeles. Ahí fue un casting de todo un día junto con Daniel Giménez Cacho que lo conocí ahí y a Alejandro. Estuvimos todo el día haciendo un montón de escenas que me aprendí en el avión. Ahí empezás a agradecer todos los años de televisión y tener 20 escenas todos los días. Son todas herramientas que te quedan: de subirme a un avión y aprenderme 20 páginas. Y cuando me dicen que quedé elegida para la película, Alejando me sugiere que empiece a trabajar el acento.
Que momento único
Absolutamente. Cuando terminamos el casting él me da el personaje y en medio de esa emoción me dice: ¿Te animás a hacer el acento? Sí! obvio!. Y no sabía realmente hasta que lo empecé a trabajar cuán complicado es hacer un acento de tu mismo idioma sin ir la caricatura como vos decías y poniéndole la verdad emocional que necesitaba esta película, que tenía que tener esa cosa de ser ese personaje y lo trabajé con una coach.
Bardo recorre la historia de México desde aquella venta de terreno a Estados Unidos por 15 millones de pesos y de los mitos que se levantaron a raíz de una resistencia de jóvenes soldados mexicanos. Es por eso que Bardo es México y se trata tanto el vínculo con Estados Unidos. “Geográficamente hay una cercanía tan grande, algunas escenas son en Los Ángeles y todo es ahí, están pegaditos”, dice Siciliani que estuvo varios meses viviendo en México para la filmación, “son esos vecinos con los que tienen conflictos históricos que están muy bien contados en la película. Me parece que hay una reflexión y no hay una bajada de línea, no hay certezas en la película. La película dice hay esto, qué te pasa con esto que tenemos en nuestra cultura.
Bardo también habla de la fama y el éxito, ¿Cómo te llevas con estos dos conceptos a lo largo de tu carrera?
Yo siempre me siento privilegiada. Pero tengo muy presente mis privilegios y trato de no olvidarme del lugar que ocupo porque me siento privilegiada como actriz, porque veo cómo es el trabajo y veo lo difícil que es para un montón de colegas que son excelentes. Me siento privilegiada como mujer como mamá, por poder hacer las cosas que hago. Entiendo que no todos tenemos las mismas posibilidades y tener esa conciencia del privilegio siento que es un buen recorrido. Después, la fama no sé lo que es. El reconocimiento y el cariño de los que ven tu trabajo porque es lo que me pasa bastante a mi porque en general el que se me acerca me pide un autógrafo o una foto es porque vio mi trabajo.
¿Cómo sentís que vienen estas nuevas generaciones que parecerían que tienen en claro muchas cosas pero con sus discursos vuelven a preconceptos que parecen de tiempos pasados?
Hay algo de las redes que habla la película también, de conseguir el like como sea. En un momento dice Silverio : “Busco aprecio en quienes me desprecian”. Hay algo de la aceptación, lo relaciono con las redes porque bueno es lo que está más a mano. Uno ve por ahí influencers o jóvenes que se la juegan muy poco por no perder seguidores. Hay temas que son controversiales y si ponés tu cuerpo y tu voz para luchar por algo que por ahí no le gusta a todo el mundo, es más fácil ser liviano y polite y siento que eso sí tira mucho para atrás. Son los jóvenes que tienen 10 millones de seguidores los que tienen que jugársela por algo. Y si en esa jugada pierden 3 millones de seguidores, pues que se los pierdan. Como que hay algo de eso que sí veo que está raro, el tema del agradar.
Bardo va estrenarse en cines el 3 de noviembre y el 16 de diciembre llega a Netflix, dinos Griselda ¿por qué nadie debe perderse esta película?
No se pueden perder Bardo porque siento que es una película novedosa. Y que además hay que verla en el cine. Es una película que está hecha para el cine, para la pantalla grande, a nivel imagen, a nivel sonido. Es una película muy luminosa y que también siento que hay que verla varias veces y eso por lo menos eso es lo que a mi me pasó: ir al cine verla, verla otra vez en el cine y después tenerla para siempre en Netflix para seguir viéndola. Porque yo creo que ya la he visto cinco o seis veces y tiene muchas capas y cada vez descubro algo más.
Bardo se estrena en selectos cines el 3 de noviembre y el 16 de diciembre en Netflix.
SEGUIR LEYENDO: