El matrimonio Warren, Ed y Lorraine, son considerados los investigadores paranormales más importantes a nivel fama y repercusión mediática. Varios largometrajes se han inspirado en sus casos, incluyendo, por ejemplo, El conjuro (2013), de James Wan. Su fama ha provocado todo tipo de ramificaciones que van más allá del propio trabajo del matrimonio.
28 días paranormales lleva a este universo aún más allá. Ya no son ficciones adaptando los casos de los Warren, sino un reality donde se toma como base una premisa de los investigadores. Según ellos, nos dice la serie, hacen falta 28 días para determinar la presencia de un fenómeno paranormal. Así es que en esta primera temporada del reality show que se estrenó en Netflix, tres equipos de especialistas en acontecimientos paranormales se instalan durante casi un mes en algunos sitios catalogados debido a los eventos que ocurrieron allí en el pasado.
Los tres lugares donde ocurren las acciones son Captain Grant’s Inn, la mansión Lumber Baron Inn y Madison Dry Good. Cada grupo está formado por expertos que no tienen información previa de qué clase de manifestación hay en esos lugares y son ellos los que deben investigar hasta descubrir el misterio. Los grupos son supervisados de manera independiente y tiene su propio equipo que los acompaña.
Entonces, llega la pregunta clave: ¿todo lo que se ve es real o es una gran mentira? A juzgar por lo que se ve, no hay motivos para creer que lo que se ve sea cierto y hay muchos para pensar que es una gran farsa armada. Los espectadores del mundo reaccionaron de forma instantánea, burlándose de la serie, pero aceptando que era adictiva.
Todo reality tiene sus trucos, pero este lleva la mentira demasiado lejos. Personas que hablan y dicen escuchar cosas y sentir cosas incomprobables. Los sonidos que el espectador percibe parecen falsos y, a falta de imágenes, la producción tiene la graciosa idea de mostrar imágenes creadas después a partir de lo que los protagonistas comentan.
No anticipamos nada de la trama, pero es divertidamente alevosa la manera en la cual 28 días paranormales recurre a trucos evidentes para generar conflictos donde no la hay. Si uno se toma la serie en serio, se trata de uno de los peores realities jamás filmados, pero si nos divertimos con la mentira, los seis episodios se pasan volando.
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