El final de She-Hulk: defensora de héroes (She-Hulk: Attorney at Law) se estrenó el 13 de octubre en Disney+ y abrió por primera vez la puerta hacia fuera de la ficción. Creada por Jessica Gao –la mente detrás de “Pickle Rick” en Rick and Morty–, la serie introduce a Jennifer Walters (Tatiana Maslany) en el Universo Cinematográfica Marvel. En el noveno capítulo, la guionista opta por una conclusión irreverente que, incluso, hace mofa del mismo Kevin Feige, el presidente de Marvel Studios.
Una cosa es cierta: Maslany ha demostrado que es increíble tanto para la comedia como para el drama. La ganadora del Emmy por Orphan Black entrega una interpretación carismática y divertida de este personaje que constantemente rompe la cuarta pared para hacernos saber lo que piensa, aunque no todas su aventuras sean muy interesantes. Su encanto recae en esta perspectiva femenina realista y cómo enfrenta más de una decepción a lo largo de la temporada, una fórmula similar a la aclamada Fleabag.
A Jen la despiden, la rechazan, la atacan en la calle, la infravaloran; mientras que, a She-Hulk el mundo entero la adora por ser hermosa y fuerte. Este contraste marca el primer conflicto en la nueva doble vida de la protagonista como abogada y heroína. Aunque muchas cosas le fueran mal en el poco tiempo que la conocemos, todo mejora cuando es nominada a la Mejor abogada del año y pasa una increíble noche con Daredevil.
Esta última etapa de She-Hulk se desmorona en un momento crítico para Jennifer, puesto que, su vida íntima ha sido expuesta públicamente por un grupo de trolls en el internet llamado Hulkling… que nos pueden resultar algo conocidos. Es víctima de la misoginia y recibe un castigo por sobresalir demasiado. Y, para estos usuarios anónimos es obvio, una mujer Hulk no puede ser mejor que un hombre Hulk.
En una táctica narrativa brillante y catártica, Gao refleja a una parte de la audiencia de las películas y series de Marvel. Ese tumulto molesto que, en vez de ignorar a alguien que odian, dedican parte de su tiempo en criticarla y destruir su imagen en las redes sociales. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
Jennifer Walters escribe su propio final
El clímax de la serie de Marvel es ciertamente el más inesperado en toda la historia de este universo extendido de superhéroes. Todo parece estar escrito para acabar en una gran batalla y esta decisión no convence a Jen, así que ella tomará manos a la obra para arreglarlo. Sale de su propio programa desafiando los límites de la ficción y se dirige a hablar con los guionistas, pero ellos le revelan que todo depende de K.E.V.I.N. (todos sabemos que es Kevin Feige).
Kevin no es un hombre, sino una máquina de inteligencia artificial que crea cada una de estas historias para el cine y la televisión. En estos minutos, somos testigos de una comedia orgánica y atrevida que nos arranca algunas carcajadas por el enorme talento de Tatiana Maslany y los diálogos de un guion que se niega a entregar un típico final que calce con un formato ya prestablecido.
En un acto de rebeldía, Jen escribe su propio final y toma el control de su propia historia, una que ella dirigirá desde ahora. No será más una víctima, se enfrentará al hombre que creó Inteligencia (la red detrás de Hulkling) en los tribunales e intentará retomar las cuerdas de su extraña vida de la mejor forma posible y con muchas bromas de por medio. En los últimos minutos, la vemos en una tonta escena familiar junto a su novio, Matt Murdock (Charlie Cox), y hasta roza con la ridiculez cuando aparece el mismo Bruce Banner (Mark Ruffalo) en su forma de Smart Hulk para presentar a su hijo, Skaar.
Todos los episodios de She-Hulk: defensora de héroes están disponibles en el catálogo de Disney+. ¿Te veremos en la pantalla grande, Jen? Tal vez la abogada heroína necesite una larga charla con Kevin al respecto.
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