Filmada en un bar de la Ciudad de Buenos Aires, la directora María Álvarez sigue la fascinante historia de un grupo de hombres y mujeres que desde el 2001 se reúnen para leer en voz alta la obra de Marcel Proust. Una y otra vez se meten de lleno en En busca del tiempo perdido para debatir las diferentes cuestiones que se desprenden del texto y que muchas veces los llevan a conversar temas de todos, de cada uno y de sus experiencias personales, pero también del maravilloso texto de 3000 páginas.
“Un grupo de personas se reúne desde hace dieciocho años en un bar de Buenos Aires para leer una y otra vez el mismo libro: En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. Atravesando sus recuerdos y emociones, con gran sentido del humor, el grupo da a la novela un sentido nuevo e inesperado”, detalla la sinopsis oficial de la película que se estrenó por primera vez en el 2020 y formó parte de una trilogía de la documentalista.
Fue parte de la Competencia oficial del Festival de cine de Mar del Plata del 2020 y se llevó el premio a mejor película argentina. Durante cuatro años Álvarez registró estos encuentros y a sus personajes. Principales y secundarios, su obra pone al espectador en el lugar, lo hace parte de esta situación donde cada párrafo es analizado con rigurosidad y disparador de historias personales. Los personajes que circulan por el bar y que no son parte del grupo también brindan el color y ritmo necesarios para sentirte parte de la experiencia.
La situación sucede en el Café Tribunales de Capital Federal, en Buenos Aires, Argentina. A metros del Teatro Colón. Está filmada en blanco y negro y el relato es elegante y paciente, esperando siempre el momento justo para mostrar y avanzar. “Realmente fue más tarde, en el montaje, cuando me di cuenta de que los temas en los que ahondaba el grupo —los temas de Proust— tenían mucho que ver con los temas implícitos en Las cinéphilas”, destacó la directora en una entrevista con Filmmaker Magazine por el debut del documental en el Film Forum de Nueva York y haciendo referencia a su anterior película, ganadora del Premio del público en el BAFICI 2017.
Sobre la experiencia que le dejó el rodaje, en la misma entrevista destaca que todos siempre estuvieron predispuestos a ser filmados para la película y que el primer corte tenía 25 horas de duración. “Fue un trabajo de edición titánico. Había que reducir el arco de la novela de Proust a algo así como un 0,1% y tenía que funcionar como unidad con sentido. Es decir, tuve que seleccionar ciertos temas y personajes, dejando mucho fuera, casi todo. Era como si estuviera haciendo una hiper-reducción de la novela, buscando la esencia. Eso no fue fácil de hacer”.
María Alvarez, además de El tiempo perdido, posee en su filmografía como directora la ya mencionada Las cinéphilas de 2017 y hace un año estrenó Las cercanas, la historia de dos hermanas gemelas de 91 años que fueron un dúo profesional de piano y recuerdan sus años como artistas en su departamento en Buenos Aires. También se llevó el premio a mejor largometraje de la Competencia Argentina en el Festival de cine de Mar del Plata 2021.
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