“Yo no estoy en contra del capitalismo. Para mí es el sistema que funciona. Lo único es que quería un cachito de su negocio”, confesó Fernando Araujo en el documental que esta semana estrenó Netflix y que está dirigido por Matías Gueilburt. Se llama Los ladrones: la verdadera historia del robo del siglo y a diferencia de otros similares, la nueva producción Hecho en Argentina (el apartado de producciones originales de mencionado país) tiene una ventaja por sobre el resto: hablan los cuatro involucrados luego de cumplir una parte de sus condenas. Todos ellos tienen una visión particular del caso, una perspectiva que se fue moldeando con los años y hasta estilos bien diferentes que el director aprovecha y resalta con una lograda puesta en escena.
Se escribieron libros sobre el caso, incontables horas de televisión y artículos en diarios y revistas sobre cómo cuatro hombres habían robado el Banco Río de Acassuso en enero del 2006. Entre 90 y 100 millones de dólares es la cifra que se calcula entre tantas versiones, secretos, peleas y anécdotas. Un siniestro que por momentos fue celebrado como una venganza, luego como un plan perfecto y hoy forma parte de la cultura popular argentina. El proyecto más cercano a este documental fue El robo del siglo, la muy lograda película de Ariel Winograd que se estrenó en el 2020 con Guillermo Francella y Diego Peretti. Pero hay algo que marca una fuerte diferencia entre el documental de netflix y muchos otros: los cuatro condenados hablan y actúan el hecho por primera vez.
Los protagonistas son los cuatro elementos claves de esta producción: Fernando Araujo, Mario Vitette Sellanes, Rubén Beto de la Torre y Sebastián García Bolster, pero hay más: uno de los negociadores de la policía, Miguel Sileo, un empleado del banco y la interesante perspectiva del director que se dio el lujo de crear una atmosfera particular para cada uno de los que relataban esta historia. “Creé una historia para cada uno y me iba basando en diferentes películas para cada personaje”, confesó Matías Gueilburt a Infobae.
Desde usar maniquíes en vez de personas en las escenas de de la Torre, crear una entrada hollywoodense para la secuencia del hombre del traje gris en el Teatro Bartolomé Macció ubicado en San José de Mayo, Uruguay para Vitette, las escenas arriba de una moto de Araujo al mejor estilo Fuego contra fuego o The Town, hasta ese taller con luces de neón a lo Rápido y furioso para Bolster, la perspectiva brindada por Gueilburt es única y le brinda un brillo inesperado a una historia que parecía no tener algo nuevo para contar.
“Utilizar armas no iba con mi estilo de lo que estaba tratando de encontrar: un robo artístico. Creamos el Plan Donatello, no por el artista, sino por las Tortugas Ninja. Estaban en los desagües, hacían artes marciales y eran verdes como el cannabis”, confiesa Araujo, el ladrón conocido como el artista. De este a otros datos, como la construcción del Canyon Power y la herramienta especialmente fabricada por García Bolster para abrir las cajas fuertes con mayor velocidad, todo es contado en primera persona y le da un tinte diferente al relato, y llevan la historia con mucha fluidez durante las casi dos horas de duración del documental. No solo había detalles jugosos, sino que ellos mismos se prestaron para narrar ante las cámaras, su verdad.
“A 16 años del asalto más famoso a un banco de Argentina, en el que un grupo de hombres robó millones de pesos y se evaporó, este nuevo documental de Netflix hecho en Argentina presenta, con un exhaustivo trabajo que incluye testimonios y escenas recreadas por sus protagonistas, la verdadera historia contada por los propios ladrones, así como por los guardias, policía y rehenes involucrados aquel día”, dice la sinopsis oficial.
“Se convierte en un vicio el robo. Era como cubrir un vacío”, sentenció Rubén de la Torre, conocido como el hampón. García Bolster, el ingeniero, se distanció del resto y aclaró: “A mí me preguntan: ‘¿robaste?’. No, yo trabajé, lo tomé como un trabajo”. Del otro lado del robo, Sileo, el negociador, también dejó su perspectiva impregnada en el documental: “Una de las cosas fundamentales que tienen los ladrones, y por eso caen presos, es el ego”. Cada testimonio fue recogido a lo largo de largas entrevistas que tuvo el director con los protagonistas y luego en la construcción de los escenarios, la filmación de las escenas y las declaraciones a cámara. Todo sucede alrededor de la reconstrucción del robo mostrado con una maqueta del banco donde luego los involucrados son agregados en postproducción.
Los ladrones: la verdadera historia del robo del siglo es una producción que, además de contar con las cuatro voces que protagonizaron esta historia, tiene un relato llevado adelante como una ficción, pero con la complejidad de tener un estilo visual para cada voz, una reconstrucción por cada paso del robo incluyendo previa y post y el carisma, delirio y divague de cada integrante. Un documental que sí aportó no solo algo nuevo, sino que entretiene sin tener que forzar a los verdaderos protagonistas.
Los ladrones: la verdadera historia del robo del siglo de Anima Films, Marvista Entertainment y AZ Films, con Sebastián Gamba como productor y dirección de Matías Gueilburt, ya está disponible en Netflix.
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