Luego de que hace unos días se estrenó a través de Netflix el film Pipa, la tercera y última entrega de la trilogía protagonizada por Luisana Lopilato que comenzó con Pérdida (2018) y La corazonada (2020), las reacciones a este trabajo han destacado por los escenarios que se muestran en esta nueva aventura de crimen y suspenso.
Además de la historia, otro aspecto que ha destacado son las locaciones que en esta ocasión fueron en sitios naturales como Salta y Jujuy, ambos ubicados al norte de Argentina.
Pipa se desarrolla diez años después de que decidió dejar las fuerzas. Ahora la expolicía, tras descubrir que estaba sumergida en un mundo de mentiras, se encuentra radicada en La Quebrada junto a su tía Alicia. Allí solo se dedica a cuidar a su hijo, un adolescente en plena rebeldía.
Más allá de que se convirtió en una amante de la tranquilidad, su paz se ve afectada cuando un asesinato sucede en La Quebrada. A partir de ese momento, Manuela comienza a investigar y descubre, una vez más, que la política la lleva a lugares oscuros. Para aquellos amantes del género, de las anteriores dos entregas o los fans de la protagonista, aquí algunos datos para tener en cuenta si aún no se ha visto este largometraje que ya está disponible en Netflix.
Filmar en el norte de Argentina
La película destaca por sus escenarios y para ello se utilizaron más de 20 locaciones y decorados. Las más relevantes fueron: la casa de Pipa, emplazada en el medio del cerro, en el camino entre Purmamarca y las Salinas, la casa de Alicia en Tilcara, la Estancia Carreras y los escenarios naturales de Los Castillos, filmados en Cafayate. También el Valle de los Cardones, el manantial en Jujuy y los pueblos de Tilcara, Purmamarca e Iruya.
El acondicionamiento físico de Pipa
La película está cargada de escenas de acción, es por ello que la protagonista tuvo que someterse a una fuerte rutina de entrenamiento antes de iniciar la película. Su preparación duró cuatro meses. En ese período tuvo varios ensayos de peleas, utilización de armas de fuego y entrenamiento físico. La mayoría de las escenas de acción fueron interpretadas por ella y no hubo utilización de un doble de riesgo.
Retos de filmar la tercera parte
El clima con viento extremo y el hecho de que la mayoría de las escenas se desarrollaban en terrenos extensos, abiertos y altos hicieron que fuese muy complicado filmar. Además se trabajó mucho durante jornadas nocturnas ya que el guion así lo requería. Esto, sumado al hecho de que el acceso a algunas locaciones era complicado, lo cual fue un reto logístico para el equipo de producción. Filmar durante la noche también orilló a la producción a que se desplegara un enorme equipo de iluminación en lugares poco accesibles.
La altura del norte argentino
Los sitios en los que se rodó la película están a dos mil 300 y hasta tres mil metros de altura sobre el nivel del mar, lo cual hizo que todos los involucrados que no estaban acostumbrados a estos lugares, se sintieran fatigados e incluso dificultad para respirar para quienes no están acostumbrados. La falta de oxígeno implicó que los movimientos debieran ser más lentos y pausados, y eso se tuvo en cuenta para los tiempos del rodaje.
La importancia del color en un western
El equipo de producción quiso que el contraste de colores fuera importante en este trabajo para que llamara la atención del espectador, por ello, para la luz del día, se resaltaron los colores de la naturaleza para incorporarlos narrativamente a la historia. Además se utilizó mucho la luz natural para lograr días dorados, con amarillos y ocres y las noches para hacerlas frías y azules. Además, se trabajó por capas: cuando se muestra a los Carreras todo es azul, verde, con colores más saturados. Cuando es Alicia se ven colores suavizados donde el rosado y el naranja son preponderantes.
La música fue otro personaje
En la película uno de los elementos preponderantes fue la música, ya que fue compuesta para este trabajo y se percibe la calidad y originalidad de ella. Tal fue el caso del tema que interpreta la actriz Malena Narvay como música de fondo en una escena y como canción de los títulos finales. Es un bolero compuesto por el grupo Klauss, un proyecto argentino fundado en 1988 que surgió como una agrupación con el objetivo de que pudieran desarrollarse distintos lenguajes de la música electrónica, electroacústica y progresiva contemporánea.
SEGUIR LEYENDO: