Jane Austen (1775-1817) fue una escritora británica, autora de varios de los grandes clásicos de la literatura inglesa del siglo XIX. Su obra tuvo que esperar un siglo para ser realmente reivindicada, y tanto el cine como la televisión la han tenido siempre como una de las escritoras preferidas a la hora de las adaptaciones. A mediados de la década del noventa comenzó un furor que llega hasta la actualidad. Sensatez y sentimientos, Emma, Orgullo y prejuicio y Mansfield Park tuvieron una o varias adaptaciones por aquellos años. Las películas y las miniseries potenciaron a su vez la lectura de los libros. Pero es la primera vez que Persuasión encuentra un formato de largometraje que no esté dentro de una serie de adaptaciones.
Anne Elliott (Dakota Johnson) es una mujer soltera de veintisiete años que luego de siete años se vuelve a cruzar con un antiguo amante al que ella abandonó por las presiones de su familia. Anne, persuadida por ellos, dejó atrás a su gran amor pero ahora está decidida a recuperarlo. Ignorada y menospreciada por su edad y su resistencia a un casamiento por conveniencia, ella deberá romper las convenciones sociales que la alejaron de su felicidad. ¿Pero podrá lograrlo o ya será demasiado tarde?
El guion y la realización decidieron que las sutilezas del libro fueran subrayadas y modernizadas en varios aspectos. Se ha exacerbado el feminismo que estaba implícito en el texto y se le dio un énfasis particular al humor, en ese caso con mayor efectividad. Pero también se tomó la muy de moda decisión demagógica de tener un casting daltónico, es decir, ignorando la raza de los personajes de la novela y armando un elenco diverso. Este recurso es un arma de doble filo, ya que una historia que se preocupa por los derechos de la mujer en el siglo XIX pasa por alto el racismo de la sociedad en la cual la historia se desarrolla. Nada de malo en usar un casting daltónico siempre y cuando se acepte que está invisibilizando el racismo. Es una decisión estética para una obra de ficción hecha en el 2022, puede tomarse la misma libertad que cualquier otra obra de ficción de la historia. Y puede hacerlo por motivos comerciales y modas, por supuesto, eso tampoco está mal.
Aunque sin duda el mayor riesgo de la película es otro. Desde el comienzo la realizadora toma la decisión de que la protagonista rompa la cuarta pared y hable a cámara. Aunque en el libro los pensamientos de la protagonista estaban también manifestados, el relato era en tercera persona. Acá nos cuenta todo lo que piensa y lo hace, claro con humor. Es muy difícil no pensar en una influencia de la serie Fleabag (2016-2019) escrita y protagonizada por Phoebe Waller-Bridge. Este recurso, aplicado a una novela del siglo XIX, tiene su desafío y sus riesgos. La modernización estética de las películas de época puede producir un distanciamiento emocional insalvable.
El mejor aliado para sostener este largometraje es Dakota Johnson. La hija de Melanie Griffith y Don Johnson se aleja de su rol en las películas de Cincuenta sombras de Grey y, como en La hija oscura, busca nuevos horizontes. Su simpatía y su humor, su rol de mujer educada e inteligente le queda bien y resulta finalmente fiel a la novela de Jane Austen.
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