Un padre que busca justicia por la muerte de su hija. Lejos de parecer una muerte natural, la joven Kalinka Bamberski había sido asesinada. En principio se afirmó que la joven de 15 años había muerto a causa de una insolación luego de estar expuesta durante varias horas. Pero esa explicación no fue convincente para su padre, André, quien apuntó directamente contra el nuevo marido de su exmujer, el padrastro de Kalinka. Su nombre era Dieter Krombach y era un médico cardiólogo reconocido al que todos querían.
Pero nada más lejos de la realidad. A pesar de que el papá biológico de la joven aseguraba que Krombach le había aplicado una inyección que había provocado la muerte de su hija, todos pensaron que estaba loco y que se trataba de una venganza hacia su exmujer, quien lo había engañado y abandonado para irse con este médico.
De nuevo un true crime se cuela entre los títulos más elegidos por los suscriptores de Netflix, de la mano de otro impactante y perturbador documental llamado La niña de la foto. Así, se suceden casos más sombríos, que muestran crímenes reales que formaron parte de los titulares de los diarios y la televisión.
El asesino de mi hija, dirigido por Antoine Tassin, recorre el caso desde la muerte hacia atrás y adelante en al vida del asesino y violador Krombach. A diferencia de otros casos de true crime relatados en esta plataforma, el ritmo es un poco lento. Solo se suceden, unas tras otras, entrevistas clásicas con los testimonios frente a cámara.
La justicia alemana fue acusada de proteger a un asesino que tenía dos caras. Por un lado era un hombre amoroso con sus propios hijos, y por otro era un abusador y violador. Y también un asesino.
El padre de Kalinka se convierte en un justiciero por mano propia luego de que siente que la justicia no le cae con todo el peso de la ley. Esa es la pregunta que deja en el aire el documental: ¿puede un padre hacer hasta lo impensado para que el asesino de su hija pierda su libertad para siempre? ¿El fin justifica los medios? “Luché como Don Quijote de la Mancha, contra molinos de viento”, afirma el padre de Kalinka y abre así una polémica sobre la búsqueda de justicia por mano propia.
Lo cierto es que la venganza de André Bamberski hacia Dieter Krombach es el eje del documental, que genera en el espectador la necesidad de la justicia y por supuesto la indignación. Unos a unos se suceden las denuncias de mujeres que lo acusan de violación, que por temor no lo habían denunciado en el momento del hecho. Un caso como tantos otros en el mundo que lamentablemente se suceden y las mujeres siguen muriendo y siendo víctimas de la violencia de hombres dementes.
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