Es uno de los casos que conmovió a la sociedad estadounidense en los últimos años. Es un clásico true crime contado de manera atrapante pero que relata un caso real de una joven de 20 años que apareció muerta, supuestamente, por un accidente de auto. Pero la muchacha que tuvo más de tres nombres a lo largo de su corta vida, había sido asesinada por su siniestro padrastro. Pero su muerte fue apenas el comienzo de lo que Tonya Hughes había vivido.
La niña de la foto hace un camino inverso desde su muerte hacia atrás cuando Sharon (otro de sus nombres) quedó bajo la tutela de su psicópata padrastro Clarence Hughes (también conocido como Franklin Delano Floyd), quien la secuestró luego de que su mamá fuera a prisión.
Es un documental que conmueve, aterra y nos lleva a preguntarnos qué rol tiene el estado cuando una criatura queda desamparada. Les acercamos algunos de los indicios que fueron pequeñas pistas sobre el horror que sufría Sharon.
Los golpes en el cuerpo de Tonya
En la adolescencia, la joven Sharon Marshall sufrió un nuevo golpe. Su padrastro le cambió su nombre por Tonya y la ingresó en un club nocturno para que trabajara como bailarina y acompañante sexual. Karen Parsley, una bailarina que fue compañera de Sharon, fue consultada para este documental. Ella aseguró que Tonya estaba siendo violentada y notó todo su cuerpo lleno de moretones mientras se cambiaba. “Ella dijo que se había resbalado y caído, pero yo sabía que no era así”, recordó Karen. “Y empeoró. Siguió empeorando”. Fue esta misma mujer quien asistió a Tonya cuando fue rescatada luego del supuesto accidente de tránsito. “Para mí, parecía que había estado en una pelea”, declaró Parsley. En menos de una hora, la joven moría.
Quién era el padre de Michael
Un día después de la muerte de Sharon, su hijo, Michael, fue dado en custodia a un matrimonio, Merle y Ernest Bean. Clarence, quien aún creía que era el padre de ese niño, pidió la custodia y como le fue negada, secuestró al pequeño. “Mi hijo es castigado por querer ver a su papá”, declaró Clarence en un audio durante la audiencia que se llevó a cabo en la corte. “Encerrado en su habitación, le quitan sus juguetes y le dicen que su padre es un hombre malo”. Pero Michael no deseaba verlo y según sus padres adoptivos, el niño se escondía debajo de la cama, decía y repetía: “Ese hombre malo. Ese hombre malo. Ese hombre malo”. La peor de las noticias le llegó a Clarence cuando le hicieron un test de ADN desde el Departamento de Servicios Humanos de Oklahoma: Michael no era hijo de Clarence. El hombre enloqueció y secuestró al director de la escuela donde asistía Michael a punta de pistola y lo dejó al pobre hombre esposado en un árbol con cinta en la boca.
Los mil nombres de Clarence Hughes
Una de las actitudes más siniestras de este hombre fue la utilización de distintas identidades. En total, se contabilizaron Franklin Delano Floyd, Clarence Hughes, Trenton Davis, Warren Marshall, Preston Morgan, Kingfish Floyd y Brandon Cleo Williams. Sus nombres iban cambiando de acuerdo a los delitos que cometía. En 1962, Floyd, con apenas 19 años, ya había secuestrado y violado a una niña. En 1963 había robado un banco y fue ingresado en un centro de rehabilitación hasta 1972. Un año después, el hombre atacó a una mujer y fue acusado de haberla secuestrado. Por este caso fue imputado pero no se presentó al juicio. Desde ese momento, Floyd estaba prófugo, condición que mantuvo durante 20 años.
La perversa relación entre Clarence y Tonya
A lo largo del documental registramos que Tonya Hughes también tuvo diferentes nombres. Su nombre de nacimiento fue Suzanne Marie Sevakis. Recordemos que los padres biológicos de esta muchacha se habían separado luego de que su papá regresó con un gran trauma de la Guerra en Vietnam. Así, su mamá se quedó con sus tres hijas viviendo en una casa rodante y en una iglesia conoció a este nefasto hombre, Clarence.
Los problemas financieros hicieron que la joven madre usara un cheque sin fondos cuando fue comprar pañales para sus niñas y fue a prisión durante 30 días. En ese lapso, su pareja envió a un orfanato a las mayores y secuestró a Suzanne y le cambió el nombre por Sharon. Jenny Fisher, una de las amigas de la escuela de Tonya, relató que la chica solo vivía con su padre y que le habían contado que su mamá había muerto en un accidente automovilístico. Jenny también notó que Tonya a menudo se ponía ansiosa cuando estaba cerca de su padre, quien la mantenía bajo llave en casa. Él se hacía pasar por su padre, pero en realidad no lo era. En 1989, Sharon fue obligada por Clarence a casarse y le volvió a cambiar el nombre a la joven por Tonya Tadlock.
La peor noche de Tonya
Un día, su amiga Jenny fue al remolque donde Sharon vivía con su padrastro. Allí se probaron lencería que tenía la joven. Clarence se la había comprado. En el momento en que las chicas se estaban cambiando, entró Hughes con un arma y las amenazó. El horror sucedió minutos más tarde cuando el hombre le ordenó a Jenny que se cubriera su rostro con una almohada para que no viera lo que iba a suceder: la violación de él a la indefensa Sharon.
La muerte de Michael
Floyd finalmente confesó a los investigadores del FBI que había matado a Michael el mismo día que lo secuestró. “Le disparé dos veces en la parte posterior de la cabeza para hacerlo muy rápido”, admitió el hombre a los agentes del FBI, Scott Lobb y Nate Furr. Incluso, indicó dónde había sido enterrado aunque no se pudieron encontrar los restos del pequeño.
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