Los usuarios de Netflix en América Latina no están listos para la despedida de Yo soy Betty, la fea. En la última semana, la exitosa telenovela volvió al listado de las series de habla no inglesa más vistas del servicio streaming y se posicionó en el segundo lugar con 11.8 millones de horas visualizadas por encima de Café con aroma de mujer, Intimidad y Alquimia de almas. Solo es superada por La casa de papel: Corea (49 millones).
La ficción colombiana podrá verse en el gigante de la “N” hasta el próximo 10 de julio, es decir, estamos a tan solo unos días de su retiro oficial del catálogo. Sobre esto último, la compañía no ha compartido los detalles de las razones detrás de la conclusión de los derechos de distribución que acordó con RCN Televisión.
El efecto “Betty” en los 90 y la modernidad
A finales de los años 90, Yo soy Betty, la fea se emitió por la televisión colombiana y su popularidad la llevó a ser exportada a otros países de Latinoamérica. El encanto de esta historia creada por Fernando Gaitán se fundamentó en una sátira de la sociedad bogotana de ese entonces y la frialdad del mundo de la moda, además de tener una protagonista muy fuera de lo común al ser una mujer “fea”.
La trama inicia cuando Beatriz Pinzón (Ana María Orozco) va a buscar trabajo como secretaria a la empresa Ecomoda. Sin confianza en sí misma, ella cree que no será contratada cuando se presente en la entrevista, puesto que no pertenece a un “mundo de los bellos”, pero su habilidad como economista e inteligencia para las finanzas termina por convencer a Armando Mendoza (Jorge Enrique Abello), el hijo del dueño que pronto se convertirá en el CEO.
Aunque no solo ella queda seleccionada, puesto que Patricia Fernández (Lorna Cepeda) es contratada ante las presiones de Marcela Valencia (Natalia Ramírez), la prometida de Armando y accionista de Ecomoda. Betty sufre de los constantes ataques de Patricia, apodada como “Peliteñida”, hasta que encuentra la fortaleza de luchar por lo que es justo gracias a su nuevo grupo de amigas conocidas como “El cuartel de las feas”.
La protagonista es una mujer joven, inocente, humilde y muy eficiente, sin embargo, por su aspecto poco estético debe soportar las ofensas y las malas caras de algunos compañeros de trabajo. Cuando es defendida por Don Armando por primera vez, ella comienza a desarrollar sentimientos de amor hacia él por más de que sabe que nunca podrá ser correspondida por su evidente fealdad.
La internacionalización de Yo soy Betty, la fea
Yo soy Betty, la fea se emitió en más de 180 países, se dobló a 25 idiomas y recibió 28 adaptaciones en todo el mundo. Asimismo, en 2017, se estrenó en el formato del teatro con la mayoría de actores del reparto original mediante una puesta en escena en Colombia que se consideró como un episodio nunca emitido por la TV. Fue recién en 2019 que fue adquirida por Netflix para ser ofrecida mediante streaming y, tres años más tarde, dejará esta plataforma.
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