Hace unos días, La casa de papel: Corea llegó a Netflix para traer de vuelta el más grande atraco de la historia que encantó en formato streaming con la serie original extendida a lo largo de cinco temporadas. Esta vez, el remake dirigido por Kim Hong-sun y escrito por Ryu Yong-jae presenta un planteamiento diferente con el propósito de centrar la trama en el contexto social y político de Corea del Sur sin dejar de estar ambientada en el mismo universo ficticio.
La ficción española creada por Álex Pina contó la historia de El Profesor y una banda de ladrones que reclutó para saquear la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre mediante un plan maestro. En la versión surcoreana, vemos primero que ocurre algo llamado Unificación de las Coreas y se crea una nueva moneda que será utilizada por un talentoso estratega para llevar a cabo una operación criminal.
El elemento diferencial de La casa de papel: Corea
Tal como se confirma en el propio argumento, la mente detrás de esta idea –que interpreta Yoo Ji-tae– se inspira en los sucesos ocurridos en España para reunir a un grupo habilidoso y diferenciado de personas con el objetivo de ejecutar un robo muy similar. “El enigmático Profesor reúne a un grupo de hábiles ladrones de Corea del Norte y del Sur para robar la moneda recién acuñada de una futura nación coreana unificada”, apunta la descripción en el gigante streaming.
Actualmente, en Corea del Sur, la industria cinematográfica y televisiva ha dado origen a contenidos con una fuerte crítica y análisis social que, sin pretenderlo, resultaron universales para el resto del mundo. Un gran ejemplo es Parásitos, la cinta ganadora del Oscar que sorprendió en 2020. Al año siguiente, Netflix dio la bienvenida a otro fenómeno bajo el nombre de El juego del calamar, un título que hacía alusión a los estragos del capitalismo y la desesperación de estas personas por obtener dinero sin pensar realmente que podría costarles la vida.
En La casa de papel: Corea, presenciamos que el Sur y el Norte de Corea vuelven a unirse tras décadas de disputas y separación que llevaron a las dos naciones a desarrollarse de forma muy diferente. Apenas en el episodio piloto, conocemos a una soldada norcoreana y fanática, en secreto, del grupo BTS que cuenta cómo era su vida (al igual que lo hizo Úrsula Corberó en su rol como Tokio) antes de esta unificación. Es ahora el año 2025 y los ciudadanos pueden viajar de un extremo a otro del país bajo un sistema llamado Joint-Economic Area (JEA), el cual busca un crecimiento económico para ambos frentes.
Lee Hong-dan (Jeon Jong-seo), convertida ahora en una exmilitar, es una fugitiva que se adentró en el mundo de crimen, después de intentar buscar un trabajo en Corea del Sur. Durante estos años, robó y asesinó a sujetos que se dedicaban a extorsionar a norcoreanos pobres, por lo que, se convirtió en una de las personas más buscadas del país.
De pronto, la vida de Hong-dan cambia por completo cuando El Profesor le hace una atractiva oferta y ella termina por unirse al equipo bajo el alias de Tokio. Entre el resto de integrantes, vemos también a Berlin (Park Hae-soo), un prisionero que conoció a Tokio en un campo de concentración en Norcorea; la brillante artista Nairobi (Jang Yoon-ju); el exconvicto Moscú (Lee Won-jong) y su hijo, Denver (Kim Ji-hoon); un hacker que se identifica como Río (Lee Hyun-woo); y los hermanos de una pandilla de Yanbian, Oslo (Lee Kyu-ho) y Helsinki (Kim Ji-hun).
La primera temporada de La casa de papel: Corea ocupa el primer lugar del listado de series de habla no inglesa en el Top 10 de Netflix con 33,7 millones de horas vistas y supera a otros títulos populares como Intimidad, Yo soy Betty, la fea y Café con aroma de mujer. Está disponible para ver en el servicio streaming desde el 24 de junio.
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