Los chicos crecieron. Millie Bobby Brown, también conocida como Eleven, ya no es la niña rapada que conmocionó al mundo con su personaje en las primeras dos temporadas. Ninguno de ellos es un niño y ya tienen problemas de adolescentes igual o más graves que las batallas que han librado en las tres ediciones de la serie. Claro que ni un adulto en la vida real podría ni siquiera enfrentar estos contratiempos. ¿Combatir un monstruo como el Demogorgon? Ni en las peores pesadillas, pero los hermanos Duffer lograron conquistar al público en general con estas historias. Conectaron a través de la nostalgia y del buen uso de la edición y la música, mezclaron a Steven Spielberg con Stephen King y construyeron personajes carismáticos. En esta cuarta temporada, repiten la fórmula, pero con más tino y riesgos que en su tercera entrega (en la que se había sentido un cierto agotamiento) y con un aire a despedida aunque todavía falte la quinta entrega.
Cabe aclarar que esta crítica de la temporada 4 de Stranger Things se escribió con los cuatro episodios iniciales vistos y todos ellos superan la hora de duración. El cuarto, el más extenso de la tanda liberada para la prensa, dura 1 hora y 17 minutos y confirmaron que el siete y el nueve se extienden casi como una película: 1 hora 38 min, y 2 horas y media respectivamente. Esto confirma lo que dijo hace unos días uno de sus directores, Shawn Levy (Free Guy, The Adam Project), al portal IGN: “Tan pronto como leí las líneas generales de la temporada 4, recuerdo haber enviado mensajes a los hermanos -Duffer-: ‘¿Te das cuenta de que esto es gigante?’”. Uno de los creadores, Ross Duffer, también sumó información sobre el desarrollo de los nuevos capítulos: “Es casi el doble” y se refiere a todo lo que ya se vio de la serie.
Ahora sí, sobre los nuevos capítulos, la trama se divide en tres escenarios bien definidos: los Byers, que adoptaron a Eleven, están en California. Mientras ella sufre su adaptación en la escuela, empieza a tener un conflicto con sus recuerdos, algo que nos contarán inmediatamente comience la cuarta entrega en los primeros ocho minutos que Netflix liberó el viernes pasado. Por otro lado, el equipo de Hawkins tiene que enfrentar una nueva amenaza relacionada con su pasado reciente, pero más grande y escalofriante con otros poderes y astucia, y dentro de la inclusión de los nuevos personajes; uno de ellos se convertirá en el centro del caso en Indiana. Mientras tanto, los adultos van en busca de Hopper que está solo en Rusia luego del final de la tercera temporada.
Antes de decir lo que cambió, para mejor o peor, hay que remarcar lo que se sostiene: la calidad visual, el manejo de la cámara y la edición. No hay dudas que los Duffer, más allá de saber construir historias pegadizas, les gusta ser prolijos, disfrutan contar algo con el lente y no simplemente poner una cámara y grabar. El uso de los planos detalle para presentar personajes, el fuera de campo para representar amenazas y enemigos, el uso de la música tan característica y, en este temporada, el diseño del villano, el maquillaje, etc. Herramientas que manejan con mucha pericia cuando quieren lucirse un poco más. Eso se mantiene y es la buena noticia sumado, ahora sí, a que es su temporada más grande. La nueva tanda de capítulos exhibe un trabajo más prolijo para abordar todos los frentes (quizá demasiados) y el desarrollo de esta historia que dejó en claro que el enemigo a vencer ya no son criaturas sin control ni conciencia.
Y con la llegada de nuevos conflictos y más frentes, se suman personajes. Eso no siempre se traduce a una mejora, pero en ese caso, forman parte de lo más atractivo de los capítulos iniciales de la cuarta entrega. Voy a mencionar específicamente las buenas adhesiones: Joseph Quinn como Eddie Munson. Este es una generación mayor al grupo de jovencitos protagonistas, pero que lleva con orgullo la bandera de los nerds o freaks, como los llaman en la escuela. Su figura es un imán en pantalla y protagonizará el conflicto en Hawkins. Del otro lado está Eduardo Franco como Argyle, es el nuevo mejor amigo de Jonathan Byer que terminará involucrándose con el grupo y, por el momento, funciona como el factor cómico de ese lado, además de que brinda el transporte para todas las aventuras por venir. A destacar la presencia de Robert Englund, el actor que dio vida en los 80 al mítico Freddy Krueger, es Victor Creel, un interno peligroso de un hospital psiquiátrico que es de lo más esperado de la serie para los nuevos capítulos y cumple en sus primeras apariciones.
Presentados los personajes nuevos y los contextos en los cuáles se van a mover todos los protagonistas hay que decir dos cosas: la serie abraza más que nunca el género terror y lo deja en claro en sus dos primeros capítulos. Desmembramientos, pesadillas, sangre y una doble apuesta a los iconos del género ya no son monstruos sin forma, sino que hay una claro enemigo a vencer: Vecna. Una especie de Freddy Krueger, pero más silencioso y que opera a través de las alucinaciones y no desde las pesadillas, pero ubicado en el otro mundo. Un ser consciente que pareciese salir, por lo menos su aspecto, de la mente de Guillermo del Toro: llena como de tentáculos, viscosa, recreada de manera artesanal y con una mirada perturbadora.
Como dato para entender mejor lo que vamos a ver en esta temporada, Stranger Things 4 se dividirá en dos partes: la primera debutando el 27 de mayo y la segunda tanda el 1 de julio. Hay una estrategia a extender la conversación de la serie como lo hacen sus competidores. Por otro lado, se confirmó que no solo es la temporada más cara hasta ahora, sino una de las temporadas de una serie de televisión más caras de todos los tiempos. The Wall Street Journal reveló que tiene un presupuesto por episodio de $30 millones de dólares (Game of Thrones llegó a $15 millones de dólares por episodio en su temporada final).
En conclusión, el regreso de Eleven (Millie Bobby Brown), Joyce (Winona Ryder), Jim Hooper (David Harbour) Mike (Finn Wolfhard), Will (Noah Schnapp), Max (Sadie Sink), Robin (Maya Hawke), Nancy (Natalia Dyer) y Jonathan (Charlie Heaton), entre tantos otros, parece haber aprendido de los errores de su temporada pasada en volverse extremadamente repetitiva. En ese sentido mejora y cambia un poco el eje y la apuesta. Pero en este caso, el error más grande, como se evidencia en los datos expuestos, puede ser la abundancia. Demasiadas historias, escenarios, subtramas, para una serie que ya acompañó a la audiencia durante tantos años. Si se logra superar el agotamiento y todavía sienten a Stranger Things como un lugar a visitar cada dos o tres años, van a encontrar una apuesta al terror bien lograda (su mayor mérito en el 2022), con claras referencias al horror sobrenatural y en ocasiones al terror religioso, y con nuevos personajes que se van a hacer querer bastante.
Stranger Things debuta el 27 de mayo en Netflix con los primeros siete capítulos y luego dos más a partir del 1 de julio por Netflix.
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