Donald Cline, residente de Zionsville, un suburbio de Indianápolis, ha superado los 80 años disfrutando siempre de un gran respeto social: médico especialista en fertilidad, cristiano devoto y líder de su iglesia, es de las personas más queridas en la comunidad. O era. Nuestro padre (Our Father), el nuevo documental de crímenes verdaderos que estrenó Netflix, denuncia el monstruoso engaño al que sometió a una cantidad incontable de mujeres entre 1974 y 1987.
Las pacientes que buscaban asistencia reproductiva creían que la fecundación in vitro se realizaba con material biológico de sus esposos o de donantes anónimos, estudiantes de medicina que cumplían con los requisitos de salud y limitaban su participación a tres embarazos para evitar el riesgo de consanguineidad. Sin embargo Cline usaba —sin consentimiento ni aprobación de las mujeres, en total secreto— su propio semen.
Cuando Jacoba Ballard supo que su madre había recurrido a una clínica para quedar embarazada, se hizo un estudio de ADN. Acaso tenía un medio-hermano o hermana en algún lugar, pensó. Descubrió siete en una primera búsqueda en 23andMe, algo imposible según las normas médicas. En ancestry.com rastreó su rama paterna hasta Cline.
Su curiosidad inocente se convirtió en una pesquisa terrorífica: hasta la fecha se han identificado 94 hijos biológicos de Cline que no sabían que lo eran, cuyas madres creían hijos biológicos de sus esposos o de donantes. Una gran cantidad de los medio-hermanos sufre enfermedades autoinmunes, algo que también le sucede a Cline y que lo hubiera descalificado para participar en un banco de esperma.
Algunos hallazgos de la investigación indican que el médico —que sólo perdió su licencia 10 años después de haberse retirado y nunca fue a la cárcel— podría pertenecer al movimiento Quiverfull, un grupo radical de los cristianos evangélicos, que se opone al control de la natalidad. El estreno de este documental en los Estados Unidos precisamente en el momento en que se espera que la Corte Suprema conservadora anule la doctrina de Roe vs Wade generó comentarios aparte en la mayoría de las reseñas.
En la película de Lucie Jourdan hablan Jacoba y varios de sus medio-hermanos: Julie Harmon (hermana Nº 14), Matt White (hermano Nº 17), Heather Woock (hermana Nº 22), Jason Hyatt (hermano Nº 48), Carrie Foster (hermana Nº 53), entre ellos. Todos cuentan sus experiencias de conmoción, incredulidad y espanto.
Lisa Shepherd-Stidham (hermana Nº 33) sintetiza un temor específico: cada vez que un nuevo nombre aparece en las apps genéticas como “familia cercana”, todos temen que sea alguien con quien hayan salido. El radio de las operaciones de Cline, después de todo, fue de sólo 40 kilómetros alrededor de su clínica en el 2020 de la calle West 86th de Indianápolis. Allí el médico llegó a oficiar de ginecólogo de una de sus hijas, sin que ella tuviera idea de la perversión.
Dice Alison Kramer (hermana Nº 61) en Nuestro padre, entre lágrimas: “Ni siquiera puedo pensar en eso sin sentirme mal. Yo no logré obtener esa información. Él sabía. Yo no logré obtener esa información ni tener la oportunidad de decir: ‘No, prefiero ver a otra persona’. No quiero que alguien biológicamente relacionado conmigo me toque de esa manera”.
La sucesión de madres e hijos traumatizados, de padres engañados por alguien que en varios casos parecía ser además un amigo, acaso sería repetitiva en otra narración, pero el hecho de que combine factores como la superioridad que se otorga a los médicos varones y blancos, el fundamentalismo religioso y la falta de acción de la justicia permite que mantenga interés.
Aunque Ballard alertó a la fiscalía local apenas hizo sus primeros hallazgos, las autoridades de Indiana no siguieron el caso. Una de las personas en la oficina está asociada al movimiento Quiverfull, descubrió la mujer, y siguió esa pista.
La posición teológica de esta rama de los cristianos evangélicos se parece a los natalistas religiosos, como los amish o los hutteritas. Pero en su extremo de conservadurismo está no sólo a favor de la procreación sino encontra de cualquier forma de control de la natalidad, y desde luego en contra del aborto sin excepción de casos. Algunos miembros del movimiento Quiverfull comparten creencias con los supremacistas blancos, que temen desaparecer superados en número por otras etnias.
La madre de Ballard recordaba que en la oficina de Cline siempre había leído citas bíblicas enmarcadas. Entre ellas Jeremías 1:5: “Antes que te formase en el vientre de tu madre, yo te conocí”. Cline le cita el mismo versículo a Ballard cuando ella lo encuentra.
Quizá lo más impactante del documental es que no exista ley para procesar a Cline. Una de las pacientes del especialista, Liz White, dice en un momento “Me violó 15 veces y ni siquiera lo supe”; sin embargo, ninguna provisión legislada considera que la fecundación asistida se pueda cometer como violación. Ni como fraude.
Así, en diciembre de 2017 Cline sólo recibió una multa de USD 500 y un año de prisión en suspenso por “obstrucción de la justicia”: porque mintió cuando se le preguntó si había usado su semen en las inseminaciones, y dijo que no.
Nuestro padre hila entrevistas y grabaciones de conversaciones entre Ballard y Cline —quien se cree que fue armado a su primer encuentro— con dramatizaciones en las que Keith Boyle interpreta al médico. El resultado es un relato de impunidad y poder, que aun hoy le permite a Cline amenazar a las personas a las que no considera sus hijos, según les dijo, con un juicio por molestarlo y afectar su matrimonio de 57 años.
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