El 29 de abril llega a Prime Video la serie Iosi, el espía arrepentido, dirigida por Daniel Burman (El abrazo partido) y con guion de Sebastián Borensztein (La odisea de los giles). Cuenta la historia de José Pérez (interpretado por Gustavo Bassani), un agente del servicio de inteligencia argentino con la misión de infiltrarse durante varios años en la comunidad judía. En esta tarea es monitoreado por Claudia (Natalia Oreiro), otra espía, antisemita. Con el nombre de Iosi, consigue documentos que habrían sido utilizados para perpetrar el peor atentado en el continente americano antes de las Torres Gemelas: la voladura del edificio de la AMIA en Buenos Aires, en 1994. El material también se habría usado en el ataque a la Embajada de Israel, dos años antes.
Antes del estreno del primero de los ocho episodios, sus protagonistas dialogaron con Infobae.
—¿Cómo fue la construcción de personajes tan complejos como Iosi, que vive en dos mundos y Claudia, tan aferrada a sus ideas antisemitas?
Bassani: —Primero me basé en el libro [Iosi, el espía arrepentido, de Miriam Lewin y Horacio Lutzky]. Es increíble y hay mucha información ahí. Después me metí de lleno en la cultura del pueblo judío: leí mucha información desde los patriarcas hasta la fundación del Estado de Israel, aprendí sobre sus comidas, tomé clases de hebreo. Y me basé mucho en lo que le pasaba al personaje: sus demonios, su búsqueda de redención. Y esa búsqueda de la verdad, que tanto nos interpela a los argentinos también.
Más allá de que es un thriller de espionaje, me enfoqué en que se viera ese viaje de autodescubrimiento. Una persona que empieza siendo José y termina siendo Iosi, que empieza con un fuerte sentimiento antisemita y termina convirtiéndose en un judío más. Así que verdad que fue un viaje, hermoso como actor, aunque contamos los peores atentados de Latinoamérica.
Oreiro: —Mi personaje está al servicio de la historia, articula lo que le va sucediendo al de Iosi. Ella es una agente de los servicios secretos de inteligencia de la Argentina: es muy distante para mí, con una personalidad y un ideal muy lejanos, y por eso me parecía apasionante poder interpretarlo.
Sabía de qué se trataban los atentados más terroríficos que sucedieron en Latinoamérica; de hecho, me mudé a la Argentina en 1994, cuando fue el de la AMIA. Lo tenía muy presente pero, como la mayoría de las personas que transitamos en este país, desconocemos aún hoy en día las causas de los culpables. Y creo que de eso se trata también un poco esta serie: de poner un poco de luz a lo que sucedió y hablar también del tráfico de armas en el país. Además, interpretar a una espía en la Argentina es algo poco común, con lo cual fue todo un desafío.
—¿Cómo hicieron con este caso que sigue afectando sensibilidades, en Argentina y en el mundo? ¿Sintieron miedo en algún momento?
Oreiro: —En lo personal, sí. Más de una vez les pregunté a los directores, precisamente, si no les daba miedo meterse con este tema tan sensible, buscar al culpable o intentar entender qué fue lo que sucedió. Mi personaje también me causó mucho rechazo: es una mujer antisemita, convencida de esa causa por la que vive. Terminaba de decir una línea y me ponía a llorar. Los directores me decían: “Pero eres actriz, estás actuando”. Obviamente los actores somos un instrumento para que la historia se pueda contar, pero hay algo en mí que trasciende al intérprete, y me sentí muy conmovida con la situación.
El otro día me encontré con la autora del libro y hablamos justamente de eso: de lo arriesgado de su rol al publicarlo y lo arriesgado de la plataforma con este thriller de espionaje. Pero en un punto eso termina justamente de ser lo atractivo, lo interesante, lo disruptivo: algo que todos sabemos, que todos vivimos pero que aún lamentablemente desconocemos.
—¿Recuerdan qué estaban haciendo el día del atentado a la AMIA?
Oreiro: —Yo lo recuerdo. Tenía 16 años y fue muy impactante. Me había mudado a Argentina y estábamos cerca de la AMIA con mi papá y mi mamá buscando algunas cosas para el lugar donde iba a vivir. Explotó la vidriera de la ferretería donde estábamos. No sabíamos qué había pasado: si había chocado el subte, si había explotado una cilindro de gas. Luego nos enteramos. Lo recuerdo como algo muy movilizador. Yo tengo un vínculo muy cercano con toda la comunidad judía y con Israel.
Bassani: —Yo tenía 12 años, me crié en un pueblo, en Tristán Suárez. Recuerdo que mis papás hablaban del tema, que salía todo en la tele.
—¿Conocían la leyenda antisemita con que los jefes manipulan a Iosi, el presunto complot internacional para crear un Estado judío en la Patagonia?
Bassani: —A mí me sorprende el nivel de ficción que se maneja en la vida real. Se sabe que ese plan es una locura. Esa es la forma en la que lo manipulan a Iosi: un viaje para salvar a su país y a su nación. Me sigue sorprendiendo cómo la realidad supera a la ficción. Nosotros contamos una historia de ficción basada en hechos reales y yo como actor estoy interpretando un personaje y no puedo tener miedo por eso. Tengo miedo de que no se sepa nunca la verdad.
—¿Creen que esta serie puede ser un disparador para cerrar esta herida aún abierta en Argentina?
Oreiro: —Creo que la ficción es ficción y que debe ser la justicia quien busca y juzga, pero muchas veces, por los medios de comunicación y el cine (en este caso, las series), se ponen sobre el tapete noticias que quizá mucha gente quiere que quede en el olvido. Y en ese sentido siento que [Iosi, el espía arrepentido] va a poner esto nuevamente en boca de mucha gente quizás no tan interesada o que no ha escuchado tanto. Difícil, igual, ¿no? Pero puede llegar a colaborar.
—¿Qué piensan sobre este momento de auge de películas y series latinoamericanas en las plataformas?
Bassani: —Me parece que está buenísimo para la región. Prime Video tiene ficciones originales en distintos países que están buenísimas: La jauría en Chile, Iosi en Argentina. Esta serie se estrena en 240 países.
Oreiro: —A mí me parece que habla del talento que tenemos por este lado. Argentina particularmente ha sido un semillero de historias, de actores, de productores, de producción. Incluso filmar en Argentina, con las posibilidades geográficas que tiene el país, es increíble. Han venido del mundo a rodar acá. Y también me parece super interesante contar historias locales que se vean en el mundo. Ese intercambio cultural me parece interesantísimo, como también nosotros tenemos a un click la posibilidad de ver una serie polaca, húngara, alemana. En los ochenta y los noventa fue la telenovela la que se exportó, y ahora ese lugar lo han ocupado las series.
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