La historia de Tokyo Vice transcurre a finales de los noventa. Un periodista norteamericano, Jake Adelstein (Ansel Elgort), se ha preparado durante años para trabajar en el diario más importante de Tokio. Contra todos los prejuicios y el alto nivel de exigencia de la redacción, Adelstein tiene todo lo necesario para ser el único periodista occidental en formar parte del equipo de policiales. No es un trabajo fácil, no solo por las diferencias culturales evidentes, sino también porque su idea del periodismo no se parece a la que tienen sus compañeros. Pronto se cruza con un crimen vinculado al mundo de la yacuza, es decir la mafia japonesa, y su propia vida correrá peligro.
Pero Adelstein encuentra un aliado, el detective Hiroto Katagiri (interpretado por Ken Watanabe, recordado por su rol en El último samurai), que trabaja para la brigada contra el crimen organizado. Katagiri será para el periodista una figura protectora que lo ayudará a transitar el difícil y ambiguo mundo de los criminales y los policías de la ciudad de Tokio.
El primer episodio de la serie muestra claramente que la ambición estética que posee está por encima del promedio. Tokio es una ciudad visualmente espectacular, pero aquí se aprovecha al máximo todo su clima, más allá de las obvias postales que todos conocemos. No hay misterio, el director del primer episodio es nada menos que Michael Mann, un veterano realizador que ha brillado tanto en cine como en televisión. Michael no solo dirige el espectacular episodio inicial, sino que también figura como productor ejecutivo. Aunque la serie es un esfuerzo de muchas personas talentosas, su presencia es un sello de calidad que se cumple con creces.
Mann, para los que no lo identifican por su nombre, es el creador de varias series, en particular dos clásicos. Uno de ellos es División Miami (Miami Vice, 1984-1989) protagonizada por Don Johnson, Philip Michael Thomas y Edward James Olmos. Las aventuras de Crockett y Tubbs fueron un antes y un después en la forma en la cual se realizaban las series. Nada volvió a ser igual luego de División Miami. Pero Michael Mann también creó otra gran serie: Historia del crimen (Crimen Story, 1986-1989), en la cual Dennis Farina interpretaba al teniente Mike Torello, y Tony Denison al villano Ray Luca. Historia del crimen tenía una secuencia de títulos con la canción Runaway, interpretada nuevamente por Del Shannon para la serie. Pero Mann también se destacó haciendo cine. Basta recordar que dirigió Fuego contra fuego (1995), El informante (1999), Colateral (2004) y Enemigos públicos (2009), por citar solo algunas de sus grandes películas.
En Tokyo Vice hay otras figuras que le dan a la serie su forma y estilo. Es importante destacar que los diez episodios están basados en un libro del mismo nombre, escrito por el verdadero Jake Adelstein. Más allá de las licencias poéticas, lo que estamos viendo es una historia real de un periodista que logró entrar en el cerrado mundo del crimen en Tokio y que aun hoy sigue trabajando bajo riesgo. La adaptación de la historia corrió a cargo de J.T. Rogers, productor y guionista de la serie. Qué esté basada en una historia real ayuda a que sea más creíble el personaje protagónico, cuya condición de héroe occidental suele llamar a desconfianza en una serie que transcurre en Japón. Otro elemento verosímil es que gran parte de la trama está hablada en japonés, incluyendo obviamente al protagonista.
Pero esta gran serie que es Tokyo Vice, de lo mejor del año, no solo posee la marca de Michael Mann, también recuerda, en varios niveles, a una película de la década del ochenta, Lluvia negra (Black Rain, 1989), dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Michael Douglas, Andy García y Ken Takakura. El hecho de que Tokyo Vice transcurra unos pocos años más tarde la vuelve visualmente algo parecida en muchos detalles. Más allá de toda similitud, Tokyo Vice es completamente recomendable.
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