Cuando uno empieza a ver Metal Lords (2022) no la asocia de ninguna manera al universo oscuro y violento de Game of Thrones, sino más bien a películas ligeras y luminosas como Escuela de rock, Airheads o El mundo según Wayne. Pero el nombre de D.B. Weiss como guionista y productor, indica que es el responsable de esta película como lo fue en su momento de la exitosa serie de HBO basada en los libros de George R.R. Martin.
Ahora bien, si uno conoce la iconografía que rodea a las bandas de heavy metal, entonces la asociación con Game of Thrones no es tan disparatada. Dragones, espadas, hechiceros y calabozos, no es raro imaginar que D.B. Weiss ama el metal. Pero las comedias con estos personajes fanáticos de esta música son cualquier cosa, pero nunca oscuras o violentas. Acá los protagonistas son dos adolescentes que sufren la marginación en la escuela que estudian y deciden refugiarse formando una banda de heavy metal. Uno de ellos, Hunter (Adrian Greensmith) es un fanático de esa música y vive su vida supuestamente bajo los preceptos de ese mundo, su guitarra es todo. El otro, Kevin (Jaeden Martell), es mucho más tranquilo. Ama tocar la batería, pero es un chico tímido buscando sobrevivir a su adolescencia.
La banda no está completa hasta conseguir un tercer integrante. Al comienzo de la película aparece una chica con problemas para controlar su ira, Emily (Isis Hainsworth), que con su talento como chelista podría convertirse en el complemento ideal. No tiene aspecto de metalera, pero sí el enojo y la sensación de marginación que necesita la banda para completar su energía. Hunter no está muy convencido de que sea una buena opción. Pero se acerca la fecha de La batalla de las bandas y su agrupación debe formar parte.
Este hermoso trío es el pie tanto para la comedia como para ser una clásica película de iniciación o paso a la adultez, una coming age como se dice en inglés. El heavy metal es un universo que ofrece mucho material para hacer humor, todo lo que rodea a esta música es rico y divertido. La película muestra un enorme cariño por sus personajes, no es cruel, ni sórdida, es pura simpatía y ternura. Los tres protagonistas se hacen querer instantáneamente.
Y por supuesto, la banda sonora es todo lo buena que se puede imaginar en una película como está. Judas Priest, Iron Maiden, Metallica, Black Sabbath, Pantera, Ozzy Osbourne, se escuchan a lo largo de la historia. Tapas de discos y referencias más evidentes o más sutiles, también son parte de la fiesta de heavy metal que ofrece Metal Lords. Y claro, también hay cameos. Un cuarteto de lujo que no anticiparemos acá pero que aparece en un momento clave, haciendo un gracioso debate moral acerca de la decisión que debe tomar uno de los protagonistas.
Metal Lords es una comedia resuelta a pura simpatía, todo lo contrario a la representación de los adolescentes que se ve hoy en día en muchas películas y series. Un pequeño film que podría tomarse como un oasis en épocas convulsionadas. Podríamos asumir que esa fue la idea por la cual D.B. Weiss decidió escribir y producir este título. Un descanso luego de sus proyectos más ambiciosos y agotadores.
Esta producción ya está disponible para ver en Netflix.
SEGUIR LEYENDO