Los telepredicadores son un fenómeno de enorme éxito en gran parte del mundo. Aunque la mayoría de las religiones han incorporado los medios como parte de su contacto con la gente, la idea del espectáculo y el show televisivo permanece asociada a la definición de esta figura específica. El telepredicador es —como su nombre lo indica— cualquiera que utilice los medios de comunicación, principalmente la televisión, para hacer llegar su prédica al mayor número de personas. Las barreras entre autenticidad y estafa se han movido mucho y la película Los ojos de Tammy Faye narra la historia de una telepredicadora y cantante que junto a su marido llegaron a lo más alto y cayeron luego de forma estrepitosa. El rol principal está interpretado por Jessica Chastain.
La película —que Star+ suma a su catálogo desde el miércoles 6 de abril— se inicia con la infancia de Tammy Faye en el pequeño pueblo de International Falls, Minnesota, en la década del 1950. Muestra su fascinación por la religión y cómo la llevó a conectarse más tarde con quien sería su esposo, Jim Bakker (Andrew Garfield). Juntos construyen una fama y un poder enormes, dominando el terreno de los telepredicadores en los setenta y los ochenta. Su imperio televisivo, sin embargo, empezó a mostrar fisuras, tanto en lo personal como en los números del negocio.
Bakker era muy carismático y Faye, además del costado religioso, era una gran cantante: el show funcionó bien hasta que —lo anuncia el montaje de inicio del film— el escándalo arrasó con todo. Para los espectadores de Estados Unidos la historia es mucho más conocida de lo que es fronteras afuera. Esto hace que tal vez sea más interesante para quienes no saben cómo fue el recorrido de Tammy Faye.
En los últimos años el Oscar ha mostrado preferencia por los actores que interpretan a personajes de la vida real. Es decir que se le da importancia a la comparación entre lo que existe y la caracterización para la película. A veces son grandes actuaciones, pero muchas veces son nada más que esforzadas imitaciones. Aquí la actriz construye más que lo que copia y el resultado es un costado humano más complejo e interesante.
Chastain usa un buen maquillaje cuando interpreta a Tammy Faye de joven, y mejor aún cuando pasan los años. Si la película no recibe el Oscar a la Mejor Actriz, al menos tiene buenas chances en la otra categoría en la que compite, la de Mejor Maquillaje.
La actriz tiene una trayectoria excelente, con varios títulos que figuran entre los favoritos del público y la crítica. Quedó nominada al Oscar a Mejor Actriz de Reparto por Historias cruzadas (The Help) y a Mejor Actriz por La noche más oscura (Zero Dark Thirty) pero tiene otros roles memorables como los de Mamá, Interestelar y Apuesta maestra (Molly’s Game). También realizó un importante protagónico en la miniserie Escenas de un matrimonio y acaba de filmar otra, George & Tammy, donde interpreta a la cantante de música country Tammy Wynette.
Si bien Chastain llega a esta entrega del Oscar con esos antecedentes y siendo la favorita, este año la pelea se presenta más dura que en otras ediciones. Veremos si su rol de telepredicadora le da finalmente la estatuilla.
Aunque Los ojos de Tammy Faye no se despega de las reglas del género y cualquier espectador con algún conocimiento de cine puede reconocer la influencia de muchos antecedentes, la película consigue el objetivo de construir una mirada crítica y a la vez piadosa de su protagonista. En el fondo es la historia de una mujer que ascendió, triunfó, cayó y buscó la redención. Ella es mucho más auténtica y genuinamente cristiana que su marido. La película lo sabe y por eso cierra con una ambigua escena final, llena de emoción.
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