De los muchos nombres asociados al género del terror, muchos son actores, estrellas del género. Pero también muchos son guionistas, directores o productores, y cuando se trata de ellos, que están detrás de la cámara, la fama y el prestigio se logran poco a poco, título tras título, muchas veces empezando bien de abajo y alcanzando luego un estatus que nadie discute. Mike Flanagan ha hecho exactamente ese recorrido, desde sus primeros trabajos hasta sus proyectos más ambiciosos y esperados. Su fama y su prestigio han contado con el beneplácito de verdaderos gigantes del terror, sin ir más lejos el mismísimo Stephen King.
Flanagan nació en Salem, Massachusetts, en 1978. Es una tentación decir que su vínculo con el terror puede vincularse con su nacimiento en una ciudad famosa por haber realizado un infame juicio por brujería en 1692, pero la familia del niño Mike se mudó muchas veces hasta finalmente instalarse en Bowie, Maryland. De forma precoz hizo cortometrajes y en su etapa estudiantil realizó algunos títulos que según él no son para el gran público pero le enseñaron mucho sobre el oficio de hacer películas.
Su filmografía oficial más conocida comenzó con Ausencia (Absentia, 2011) y en poco más de una década se convirtió en uno de los nombres más respetados del horror y el cine fantástico. Su camino no fue lento pero tampoco fue ligero: sus proyectos se sucedieron con energía y a paso firme. Como director, guionista y montajista realizó Oculus (2014), Hush (2016), Antes de despertar (Before I Wake, 2016) y Ouija: el origen del mal (Ouija: Origin of Evil, 2016) y poco a poco pasó de las producciones independientes a las más ambiciosas.
Pero en lo que a cine se refiere su gran salto este estuvo vinculado con dos adaptaciones de Stephen King. La primera, El juego de Gerald (Gerald’s Game, 2017), es un film particularmente perturbador, incluso conmocionante, lo que generó un revuelo que le jugó a favor.
En paralelo crecía su carrera en la pantalla chica, pero una segunda adaptación de King lo elevaría aún más. Doctor sueño (Doctor Sleep, 2019) es nada menos que la secuela de El resplandor (The Shining), el libro que inmortalizara en la pantalla nada menos que Stanley Kubrick con Jack Nicholson. En esta película el niño de la historia original es adulto y lo interpreta Ewan McGregor. Aunque este film creció a la sombra del otro, el recibimiento que tuvo fue mayormente positivo.
Cuando Flanagan empezó a realizar miniseries para Netflix su carrera crecería aun más. Logró, incluso, vencer las barreras del terror y cautivar a un público mayor. La maldición de Hill House (The Haunting of Hill House, 2018) y La maldición de Bly Manor (The Haunting of Bly Manor, 2020) fueron un díptico muy original que mostró la versatilidad del realizador que además de dirigir, escribir y montar, también es productor ejecutivo.
Hill House se basa en el libro de Shirley Jackson, que ya había sido llevado a la pantalla en 1963 con el título de La mansión embrujada (The Haunting) y en 1999 como La maldición. Lo curioso es que Bly Manor es una especie de secuela de la otra miniserie, pero está basada en Henry James, en Una vuelta de tuerca (The Turn of the Screw) y otros de sus trabajos. Es decir que Flanagan conecta dos autores y a su vez usa más de uno de sus textos. Es el prólogo perfecto para sus siguientes trabajos.
Misa de medianoche (Midnight Mass, 2021) es una miniserie de terror donde Flanagan recrea el universo de King pero no está basada en ningún libro del autor. La acción transcurre en Crockett Island, un lugar que parece sacado de los libros de King. Acá, como en sus otras dos miniseries, Flanagan no se queda con el terror y explora mucho más allá. Es arriesgada, intensa, llena de ideas.
Aparecen sus actores favoritos, que ya son parte de su mundo. Carla Gugino, Annabeth Gish, Kate Siegel —que como dato de interés extra es la esposa de Flanagan— y Henry Thomas, acaso el actor preferido del director, recordado por siempre por interpretar a Elliott en la película E.T. (1982). El éxito contundente de este nuevo trabajo no lo detuvo, al contrario, y mientras planea un próximo estreno en estos meses, lo que todos están esperando es su versión de un autor aún más icónico.
Sin Edgar Allan Poe el género de terror sería otra cosa. No solo en el cine; también, desde luego, en la literatura. Mike Flanagan está rodando nada menos que una versión muy libre de La caída de la Usher (The Fall of the House of Usher) una vez más en formato de miniserie. A los actores mencionados antes hay que sumarles a varios grandes nombres: Frank Langella, Mary McDonnell y Mark Hamill.
Teniendo en cuenta que se trata de un cuento, sin duda Flanagan ampliará su historia. No será algo nuevo: en la década del sesenta Roger Corman hizo algo parecido, eligiendo a su actor preferido, Vincent Price, para el protagónico. La apuesta es grande y la expectativa es enorme. Pero por lo demostrado hasta ahora no es imprudente tener esperanzas en lo que viene. Y claro, al tratarse de Mike Flanagan, también hay que tener un poco de miedo.
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