Rapture y sus misterios en lo profundo del océano llegarán a la pantalla en una película producida por Netflix y que se basa en el videojuego BioShock. Cuando se dio inicio a esta franquicia, se presentó a Jack como un sobreviviente de un accidente aéreo que navega por un mundo distópico en el que algunos habitantes son adictos a unas sustancias modificadoras de genes y poseen mutaciones que han hecho que los trajes submarinos se fusionen con sus cuerpos.
La serie de videojuegos cuenta con tres propuestas como BioShock, lanzado en 2007; BioShock 2, de 2010; y BioShock Infinite, estrenado en 2013. Todos los títulos han vendido más de 34 millones de copias, números que convierten a la franquicia en una de las más exitosas de todos los tiempos.
En los últimos años se han realizado varios intentos de adaptar BioShock al cine, pero todos sin éxito. En su momento Gore Verbinski (director de Piratas del Caribe), firmó un contrato para dirigir una película del videojuego, pero el proyecto se encontró con dificultades presupuestarias, por esta razón terminó en un cajón y no se llevó a cabo.
Con el paso del tiempo hubo un segundo intento, y en esa ocasión contó con la dirección de Juan Carlos Fresnadillo. Pero en una entrevista el cineasta español aclaró en 2012 que estaba fuera del proyecto. “El estudio y la compañía de juegos tienen que alcanzar algún tipo de acuerdo acerca del público al que debe ir dirigida”, declaró.
Esta saga de videojuegos está inspirado en novelas como 1984 (George Orwell, 1949), La rebelión de Atlas (Ayn Rand, 1957) y La fuga de Logan (William F. Nolan, George Clayton Johnson, 1967). Los juegos de BioShock combinan elementos de disparos en primera persona y juegos de rol, brindando al jugador libertad para abordar el combate y otras situaciones. También se consideran parte del género de simulación inmersiva.
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