Ya han pasado 22 años desde que los espectadores tuvieron la oportunidad de conocer las historias de Tomás (Demián Bichir), Carlos (Víctor Huggo Martin), Ana (Susana Zabaleta), Miguel (Jorge Salinas), Andrea (Cecilia Suárez) y María (Mónica Dionne), quienes en ese momento rompieron todos los esquemas y tabúes mostrando abiertamente cómo vivían el amor y la sexualidad. Sin embargo, el tiempo no pasa en vano, y ahora ellos regresan y sabremos qué ha pasado con sus vidas en todos estos años.
Muchos no lo esperaban, pero lo cierto es que la segunda parte de Sexo, pudor y lágrimas es una realidad y ya puede verse en HBO Max.
“Para serles muy sincera, de entrada yo no pude creer que quisieran hacer esto. Me parecía una locura, muy arriesgado y hasta pensé que no tenía sentido. Pero con el tiempo, al ver el entusiasmo de todos, no pude negar y dije sí. Me ha dado mucho gusto volver a compartir con todos”, contó Cecilia Suárez en una rueda de prensa a la que asistió Infobae y otros medios de comunicación.
La trama comienza a desarrollarse cuando, un día, sin esperarlo, el hijo de Tomás (José Ángel Bichir) toca a la puerta de la casa de Ana y de su familia. Ana queda en shock ya que, primero, no sabía de la existencia de este hijo, y segundo, su llegada la lleva al pasado, justo al momento en que Tomás decide quitarse la vida lanzándose por un ascensor descompuesto.
“El público, al igual que nosotros, ha crecido. Entonces, de cierta manera, los espectadores están en el mismo punto que los personajes, quienes tienen una maleta llena de experiencias, que han sufrido, que han llorado, y que sin duda, ya no son los mismos de la primera parte”, contó Susana Zabaleta en la conversación con los medios.
A partir de ese momento, Ana comienza una lucha consigo misma intentando olvidar el pasado, pero también, veremos cómo su hija empieza a relacionarse más de la cuenta con el hijo de Tomás, haciéndola pensar que los ciclos se repiten.
A la par con su historia, veremos lo que ha pasado con el resto de los protagonistas de la primera parte, pero eso tendrán que descubrirlo al ver la película. Todos ellos se embarcarán en una aventura de autoconocimiento, exploración y madurez.
“No lo puedo negar. Fue bastante nostálgico hacer esta segunda parte, pero también se convirtió en algo refrescante ver a estas nuevas generaciones de artistas dando todo de sí para hacer de este proyecto algo increíble. No es mucho lo que les puedo adelantar, pero se van a encontrar con unas escenas en las que se ven como todos unos profesionales. Ni nosotros, los más viejitos, logramos eso”, agregó Susana.
En esta segunda parte, al igual que la primera, se aborda el amor y el sexo sin tapujos, y en esta ocasión se abre la puerta a la diversidad y a la búsqueda de identidad.
“Las palabras sexo, pudor y lágrimas tienen un significado muy especial para mí, y más ahora. Para hacer esta segunda parte tuve que hacer un ejercicio respecto a qué significan estos tres conceptos en el presente. Vi mil veces la primera parte y tenía en la mente cómo llevar todos los temas tratados a la actualidad, y creo que lo logré y lo logramos”, concluyó Matthias Ehrenberg, productor de esta película.
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