La nueva versión de Texas Chainsaw Massacre, que Netflix estrenará el 18 de febrero, se acaba de revelar con su primer trailer: además de ser una secuela directa del clásico de terror de 1974, está ambientada en el siglo XXI y trae a un Leatherface muy especial.
“He estado esperando esta noche durante 50 años”, dice Sally Hardesty. “Solo para verlo de nuevo”: dice el personaje de la única sobreviviente de la masacre original en el pueblo texano de Harlow, interpretada por Olwen Fouéré. No es que tenga ganas de saludarlo. Es que quiere venganza.
Leatherface (Mark Burnham), el asesino en serie perturbado, cuyo legado ha acechado a los vecinos durante medio siglo, regresa luego de que un grupo de jóvenes, accidentalmente, perturban su remoto espacio de protección. Melody (Sarah Yarkin), su hermana, la adolescente Lila (Elsie Fisher), y sus amigos Dante (Jacob Latimore) y Ruth (Nell Hudson), quieren prosperar con un emprendimiento con el que se instalan en Harlow. Su sueño pronto se transforma en una pesadilla.
Con un aire que evoca la versión de 2003, más que la original, y un Leatherface de aspecto ultra inquietante, este reboot de uno de los títulos más recordados del cine slasher cuenta con dirección de David Blue Garcia (Tejano) y guion de Chris Thomas Devlin, Fede Alvarez (No Respires, The Girl in the Spider’s Web) y Rodo Sayagues (No respires 2).
La producción continúa la historia original de los setenta pero presenta su propia búsqueda, en el siglo XXI, y con miras a una ampliación de la franquicia.
Sally Hardesty (Mandy, The Northman), que en la película de 1974 interpretó Marilyn Burns (quien murió en 2014), es la única que le ve el lado positivo a la reaparición de Leatherface: nunca dejó de pensar en la venganza. Así las dos muchachas de San Francisco (Ruth, de 25 años, y su hermana, fotógrafa en silla de ruedas) y sus amigos tendrán una aliada central en su lucha, por sus propias vidas, contra un Leatherface de más de 60 años.
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