Del blockbuster al meme, Nicolas Cage es un favorito de Hollywood y 2022 parece ser uno de sus años con un arco variado de películas. En una, El peso del talento (The Unbearable Weight of Massive Talent), explora su propia condición de ícono, al interpretarse a sí mismo; en otra, Pig, vuelve al cine independiente, donde ha hecho algunos de los mejores papeles de su carrera. De la tercera, Butcher’s Crossing, se sabe poco: está ambientada en 1870 y se basa en una novela de John Edward Williams. Y sobre la cuarta Cage declaró algo llamativo: “Es la película más salvaje que hice en mi vida”.
La frase, que acompaña el trailer en inglés de Prisioneros de Ghostland, significa bastante, si se considera que el actor ganó un Oscar por Adiós a Las Vegas (Leaving Las Vegas) y protagonizó muchos films taquilleros de acción como La roca (The Rock), Hombre de familia (The Family Man), Contracara (Face/Off) y el reciente Jiu Jitsu.
La trama le da la razón. Cage interpreta a un asaltante de bancos, Hero, al que un poderoso Gobernador (Bill Moseley) saca de la cárcel para que, forzado a usar un traje bomba para que no se pase de listo, encuentre a una de sus nietas, como llama a sus esclavas sexuales. La muchacha, Bernice (Sofia Boutella), se ha escapado con otras dos, Stella y Nancy, y su rastro se ha perdido en una región de Japón devastada por un accidente con basura nuclear altamente volátil. Suena bastante salvaje.
Prisoners of the Ghostland es una obra del prestigioso y controvertido cineasta japonés Sion Sono, director de Suicide Club, Love Exposure, Cold Fish y The Forest of Love, entre otras obras. Es el primer rodaje de Sono —quien también es poeta— con un elenco cargado de actores occidentales. Los hechos se desarrollan en un paisaje que combina el Japón premoderno con el western, atravesado también por el cine de samurais, la ciencia ficción y el thriller con psicópatas. Nick Cassavetes, Ed Skrein, Tak Sakaguchi y Yuzuka Nakaya son otros de los intérpretes.
La crítica en los Estados Unidos, no siempre favorable, nunca trató esta película con indiferencia desde que tuvo su estreno en el Festival de Sundance. En general se ha destacado el choque de talentos inusuales como los de Cage y Sono.
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