Hoy vivimos en un mundo donde los superhéroes son sinónimo de éxito total y las protagonistas femeninas son algo común, ya sea de manera genuina o por estar a la moda. Es el momento ideal para recordar y valorar cómo una serie de 1975 se anticipó a todo esto y a su manera rompió muchas barreras que parecían imposibles de derribar. La mujer maravilla (Wonder Woman, 1975-1979) fue una serie de Warner de gran éxito y una marca en la cultura popular. Hoy está disponible para ser vista completa y valorada en su justa medida en HBO Max. Su protagonista, Lynda Carter, quedó para siempre como la imagen no superada por nadie del gran personaje.
La historia de Wonder Woman en los comics es tan grande como la de los personajes más importantes, pero hoy no hay duda de que obtuvo su fama mundial por la serie. Un programa de televisión con una heroína de comic femenina hoy no parece algo muy original, pero en la década del setenta solo muy pocas series basadas en superhéroes habían tenido éxito y ninguna de ellas con una protagonista femenina.
El género de superhéroes todavía estaba lejos del fenómeno del siglo XXI que todos conocemos. Pero no fue todo tan fácil como parece. Un año antes un piloto de Wonder Woman fue filmado y no funcionó para nada. Cathy Lee Crosby era la protagonista del proyecto fallido que tal vez marcó el camino. En 1975 un nuevo piloto, estaba protagonizado por Lynda Carter, llevaría a la Mujer Maravilla más cerca del comic, algo que los espectadores no conocían, pero que funcionó mucho más en la pantalla. El personaje creado por William Moulton Marston en 1941 finalmente encontró su imagen televisiva.
La temporada inicial de La Mujer Maravilla transcurre en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial. Un piloto de la fuerza aérea, el Mayor Steve Trevor (Lyle Waggoner), cae con su avión en la Isla Paraíso, un lugar que no figura en los mapas, aunque está ubicado cerca del Triángulo de las Bermudas. Allí habita una milenaria civilización de mujeres amazonas, viviendo en armonía con la naturaleza y alejada de los peligros del mundo.
La princesa Diana, hija de la reina Hipólita (interpretada en el episodio piloto por Cloris Leachman), decide ayudar a Trevor, todavía herido, y lo lleva a Estados Unidos en el legendario avión invisible. Como todo superhéroe, Diana tendrá una doble personalidad. Será Diana Prince, asistente de Trevor, y la Mujer Maravilla, que luchará en favor de los aliados en la guerra, peleando en casi todos los episodios de la temporada uno contra los nazis.
Si contamos el piloto, la temporada inicial son catorce episodios, todos ambientados en la década del cuarenta. La narración es sencilla, pero el arranque es muy bueno y se nota que hay muchas ideas. El traje de Wonder Woman es el que se conoció por los comics y aunque a lo largo de los sesenta episodios mostrará otras versiones, el diseño de la serie es lo que nos regaló para siempre la imagen inmortal del personaje. Tiene sus brazaletes, su cinturón, la tiara y el lazo de la verdad. Una combinación de la bandera de Estados Unidos más elementos dorados.
Sus accesorios le dan la fuerza necesaria fuera de la Isla Paraíso y en el primer episodio, como muchos otros héroes, usa sus poderes para ganar un poco de plata, antes de conseguir un trabajo. El traje de La mujer Maravilla es, para 1942, un traje de baño. Para 1975 no es escandaloso, solo llamativo, pero igual la serie muestra lo raro que es para la década del cuarenta.
Los enemigos principales de la temporada inicial son los nazis. Hay muchos traidores infiltrados entre los aliados y en los capítulos iniciales hay varias peleas entre la Mujer Maravilla contra las villanas. No hay supervillanos recurrentes en la serie y con el correr de las temporadas los enemigos son cada vez más cotidianos y comunes. En el episodio 5 aparece Drusilla, hermana menor de Diana, interpretada por Debra Winger. Drusilla también tiene una doble identidad, ella es la Chica Maravilla. La actriz no disfrutó de la experiencia y solo se la ve en tres capítulos. Winger hizo lo imposible por salir de la serie. Cuando esto ocurrió, no fue reemplazada. Hipólita, la madre de Diana, sí tuvo tres actrices: Cloris Leachman, Carolyn Jones (recordada por ser Morticia en la serie Los locos Addams) y finalmente Beatrice Straight.
El tono inicial instalado en el piloto fue bastante al límite del humor. Si se observa el casting, este está formado mayormente por grandes comediantes: Red Buttons, Stella Stevens, Henry Gibson, Kenneth Mars y Cloris Leachman. Luego de esa presentación la serie tiene un poco menos de disparate, pero toda la primera temporada es divertidamente absurda.
Pero el acierto, sin duda, es la actriz para interpretar a la protagonista. Lynda Carter es y será siempre la Mujer Maravilla. Elegida por su estatura y su belleza, también demostró tener el estilo actoral exacto y un carisma único. La sonrisa con la que cierra la mayoría de los episodios fue el sello de la serie. A pesar de usar dobles, Carter hizo algunas acrobacias complicadas ella misma, incluyendo estar colgada de un helicóptero, lo que produjo un escándalo con los productores.
En cuanto a su coprotagonista, Lyle Waggoner, es un galán casi de historieta, complemento perfecto para la protagonista. Su carrera no fue muy importante y lo más notable fuera de esta serie fue el estar a punto de protagonizar la serie Batman una década antes. Waggoner amasó una fortuna con su empresa de alquiler de trailers para rodajes, la más grande de la industria de Hollywood.
Desde el origen del personaje se habló de la importancia feminista de la Mujer Maravilla. Su autor siempre lo consideró así y con el correr de los años esto se fue confirmando. Fue un modelo para las niñas de todo el mundo y aún lo es. La Isla Paraíso, habitada por mujeres, también coquetea con la idea de la Isla de Lesbos y a lo largo de los años siempre se tomó al personaje con genuina ambigüedad. En la serie el romance nunca se concreta y esto es notable para un personaje femenino. La hermana de Diana, Drusilla, se enamora rápidamente en todos los episodios en los que aparece. La Isla Paraíso es un espacio de amistad, comunión y fraternidad entre mujeres. Hipólita se refiere en el episodio piloto, a los momentos de la historia donde la mujer fue esclavizada. La subestimación hacia la mujer es un tema que aparece en muchos episodios e incluso hay villanas que descubren mayor lealtad en la Mujer Maravilla que en sus propios aliados.
Si acaso quedaban dudas de este aspecto, el episodio doble La mística de la feminidad recibe ese nombre por el libro publicado en 1963 por la teórica y activista feminista Betty Friedan. Se trata de uno de los textos más importantes de la segunda ola del feminismo, que en 1975 estaba en un punto muy alto. Muchas feministas han declarado haberse criado con la historieta de la Mujer Maravilla y otras con la serie, años más tarde. Una lectura atenta de los episodios lo confirma claramente. Desde el estreno de la serie las niñas -y también los niños- de todo el mundo han imitado el giro con el cual Diana Prince se transforma en Mujer Maravilla. Al principio de la serie eran unas vueltas y aparecía con la ropa de civil en la mano, luego reemplazaron eso por una luz para hacer la transición. Los estudios de danza de Lynda Carter ayudaron a inventar el recurso. Cada uno puede identificarse con el personaje que quiere, pero Mujer Maravilla ha sido un modelo heroico para las niñas en un mundo de superhéroes hombres. Sería la pionera absoluta y con los años no estaría sola.
La temporada inicial fue la mejor, sin duda. Catorce episodios ambientados en la Segunda Guerra, los títulos del comienzo en formato de comic, los carteles sobre la imagen también copiando esa estética para cada nueva locación. Aunque todo era muy inocente, la magia estaba.
La temporada dos cambió de canal y por razones de presupuesto decidieron ambientarla en el presente. Con el mismo actor interpretándolo, Steve Trevor es reemplazado por su hijo, del mismo nombre. Se agregaron temas para el público adolescente y los nazis solo aparecieron en un episodio a partir de allí, aunque con el mismísimo Adolf Hitler vuelto a la vida. Tal vez era el Tercer Reich el supervillano de la serie. Los sudamericanos vieron varios episodios ambientados en imposibles lugares inventados o retratados sin realismo alguno. Buenos Aires como una ciudad de montaña con una costa llena de acantilados, a pesar de que las imágenes de archivo mostraban que no era así dentro del mismo episodio. Todo era un poco demencial y poco riguroso. A diferencia de las series actuales casi no había efectos visuales, todo era efectos especiales, es decir trucos en cámara.
Ahora HBO Max tiene los sesenta capítulos, en una calidad que tal vez no vimos ni cuando se estrenó, con la opción del inglés con subtítulos o el español latinoamericano original, el mismo con el cual la serie se dio en televisión.
No es sencillo encontrar series clásicas en el streaming por eso es una gran noticia la recuperación de La Mujer Maravilla. Una mujer fuerte, independiente, inteligente, valiente, honesta, defensora de la libertad, con ideas muy claras del mundo, además. Se anticipó al menos treinta años a lo que vemos hoy y lo hizo mejor. No era una moda, estaba primera y avanzaba con convicción. Su influencia cultural es muy variada, llegando mucho más allá de lo imaginado en su origen Es un ícono cultural del siglo XX que aún hoy sigue teniendo vigencia: Wonder Woman.
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