“Te pueden fusilar o matar a hachazos”. Así, con esta crueldad, relata su experiencia una de las migrantes haitianas que logró cruzar la frontera y llegar a salvo. Pero no todos corrieron su suerte y en el camino quedaron cientos de compatriotas que prefirieron arriesgar su vida y las de sus hijos atravesando la frontera antes que quedarse en Haití muriendo de hambre y de pena.
La historia de los migrantes en todo el mundo es desgarradora y tiene pasajes en el relato de cada uno de ellos que conmueven y que a su vez hablan del riesgo que corrieron en cada día de esta temible odisea. Una peligrosa aventura en la que el miedo a ser capturados y deportados los acompañaba siempre.
Esperanza en la frontera es una investigación realizada por el equipo de A&E que podrá verse en el canal hoy a las 22 horas en Argentina, Colombia y México (versión con subtítulos). Este documental de una hora fue grabado en Tapachula, Chiapas, ciudad fronteriza ubicada al sur de México y en Tijuana, Baja California, ciudad fronteriza ubicada al norte de México.
Es justamente en su paso por México que los migrantes haitianos comparten sus historias. A partir de sus voces, se dibuja su travesía por diferentes países, la pesadilla de cruzar el Darién, las caravanas y la sombra de la deportación. Ante un futuro incierto, la esperanza de una vida mejor los alienta a cruzar la frontera hacia los Estados Unidos.
En 2016 alrededor de 3400 haitianos llegaron a la ciudad fronteriza de Tijuana, México. Más de la mitad regularizó su situación para poder trabajar y hacer su vida ahí. En septiembre de 2021 se estima que más de 30 mil inmigrantes cruzaron a la ciudad Del Río en Texas. Miles fueron repatriados a Haití.
Esta migración haitiana tiene que ver en su mayoría con familias enteras que salieron de Haití después del devastador terremoto de 7.3 grados en Puerto Príncipe del 12 de enero de 2010 que dejó cerca de 200.000 muertos y más de 300.000 heridos. Luego de años de vivir en Chile y Brasil, con la llegada de Biden se aceleró una migración masiva hacia Estados Unidos siendo México la última parte de esta travesía. Después de cruzar el territorio mexicano, los migrantes se enfrentan a una dura realidad en la frontera norte. Sin papeles que regularicen su situación migratoria, no pueden acceder a empleos formales y, a veces, ni siquiera les es fácil retirar el dinero que les envía su familia desde Estados Unidos. La supervivencia en las fronteras de México no es sencilla.
Esperanza en la frontera toma como eje de su relato las experiencias de tres personas. Ismaye, de 15 años, es una de ellas. Salió de Haití con su familia y recibieron asilo humanitario en Chile. Después de varios años de residencia allí, decidieron intentar emigrar a Estados Unidos, aunque se establecieron un periodo largo en Tapachula, Chiapas (frontera sur de México). Actualmente está en Panamá esperando poder ingresar a Estados Unidos.
Dudu, por su parte, tiene 42 años y es migrante hace ya 12 años. Salió de Haití después del temblor de 2010. Vivió varios años en Venezuela y de ahí emigró a Chile en donde aprendió español. Posteriormente viajó con una visa de turista a México y se estableció en Tijuana, Baja California (frontera norte de México). Su objetivo en un futuro es conseguir los papeles para su legal estancia en Estados Unidos.
Y por último está Marcelín, quien tiene 50 años y viaja solo. En Brasil vivió casi dos años y llegó a México el 9 de agosto 2021. Para llegar allí viajó durante más de un mes por 9 países. Lo más duro fue el trayecto entre Colombia y Panamá, donde tuvo que caminar en la selva sin comer por tres días. En Tapachula vende aguas y refrescos en una carretilla. Quiere trabajar para poder tener su residencia y poder traer de Haití a sus 4 hijos (de 26, 21, 18 y 16 años, respectivamente).
Las historias se suceden unas tras otras y el horror, el miedo a morir y la necesidad del ser humano por sobrevivir, se apoderan de cada uno de los migrantes hasta que logran establecerse.
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