“Scream”: la quinta entrega de la saga creada por Wes Craven regresa al origen pero sin la gracia de sus comienzos

Con las tres estrellas del film de 1996 y un visible esfuerzo por mostrarse novedosa y leal a la vez, la película resulta un trabajo agotador, muy lejos de sus objetivos, y decepciona

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"Scream 5": a la vez una remake y una secuela del éxito original del maestro del terror Wes Craven.

Scream (2022) es, como dice un personaje dentro de la película, una recuela. Una mezcla de remake y secuela, algo cada día más común en el petrificado mundo del cine actual. Ideas no faltan en el cine comercial: sí en cambio falta que alguien se arriesgue a salirse de las franquicias y apostar a algo diferente. Esta película tiene el mismo nombre que el clásico dirigido por Wes Craven y escrito por Kevin Williamson en 1996, pero en realidad se trata de una quinta parte. Los hechos se conectan con la historia de los films anteriores y las tres estrellas que protagonizaron la saga vuelven a sus papeles, ahora secundarios.

Veinticinco años después de la historia original vuelve a aparecer alguien con la máscara de Ghostface y comienza a cometer crímenes que evocan aquellos ocurridos en el pueblo de Woodsboro. La protagonista de esta nueva generación está vinculada directamente con el asesino del primer film: la aparición de uno nuevo la obligará a reencontrarse con su hermana menor y regresar al lugar donde se inició el horror. Regresan también Dewey Riley (David Arquette), Gale Weathers (Courteney Cox) y Sidney Prescott (Neve Campbell) para darle algo así como una aprobación a esta película que no aporta absolutamente nada a la saga y que se eleva, sin duda, como la peor de las cinco películas.

Los hechos se conectan con
Los hechos se conectan con la historia de los films anteriores y las tres estrellas que protagonizaron la saga (Neve Campbell, Courteney Cox y David Arquette) vuelven a sus papeles, ahora secundarios.

Craven fue uno de los mejores directores de cine de terror de todos los tiempos. Desde La última casa a la izquierda (The Last House on the Left, 1972) y La colina de los ojos malditos (The Hills Have Eyes, 1977) hasta Pesadilla en lo profundo de la noche (A Nightmare on Elm Street, 1984) y Scream (1996) supo manejar los hilos del género, marcando el camino a las nuevas generaciones y creando verdaderos clásicos.

Scream fue una obra particularmente inspirada, capaz de asustar y hacer reír, con un discurso que incluía hablar del propio género y sus lugares comunes, y sin embargo a la hora del terror era impecable. La secuela resultó muy buena también, y se agregaron más capas. La tres y la cuatro fueron hacia abajo, y luego Craven murió. Acaso todo debería haber terminado en ese momento.

No importa que en Scream (2022) se hagan mil chistes sobre el género, ni que se incluya a los fans, ni que haya guiños y homenajes. Todo eso no es un valor en sí mismo sino más bien un recurso demagógico para satisfacer al público que sigue incondicionalmente estas películas. Se siente la ausencia del guionista Kevin Williamson y mucho más la de Wes Craven. No hay un solo momento de verdadero sobresalto en toda la película. Los actores veteranos tienen poco para aportar y sus líneas no los ayudan en nada.

Esta quinta entrega esta película
Esta quinta entrega esta película que no aporta nada a la saga de "Scream", cuyas dos primeras entregas fueron grandes obras. (Paramount Pictures)

Este es justamente uno de los problemas: si los dos directores no dan el tono de suspenso y terror necesario, el guión directamente va a la deriva. Abandona personajes, los retoma mal, deja demasiados baches y alarga el clímax mucho más de lo tolerable.

No es una película mala, más bien es una película que repite todo lo conocido con menos gracia. Es decir que se puede ver con cierta indiferencia, sin una sola reacción, porque no sirve tampoco para ofenderse. Bueno, un poco molesta que un personaje se llame Wes, porque un homenaje más lindo hubiera sido haber hecho una buena película o directamente no haber hecho nada. Hay algo triste en ver caer una serie de películas que fue revolucionaria y hoy es solo una copia de una copia. Wes Craven inventó algo en 1996, estamos en el año 2022 y parece que nadie puede inventar algo a la altura del maestro.

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