Cuando en 1977 se estrenó La guerra de las galaxias (Star Wars) rápidamente fue un éxito sin precedentes. No es una exageración: la recepción del público no se pareció a nada conocido hasta entonces. Una nueva generación llenó las salas de la misma manera que hoy esperan un nuevo capítulo de las series. Pero los espectadores más veteranos pudieron entender dónde estaba gran parte del secreto de aquel film que se convertiría en saga: la suma de todos los géneros más espectaculares a los que les sumaron diferentes referencias literarias y varios teóricos de mitología comparada. George Lucas no estaba improvisando, la galaxia de su creación era inagotable y la prueba está con The Mandalorian, El libro de Boba Fett y las series por venir.
Está claro que Star Wars (1977) tomaba mucho del western. Por ejemplo, cuando Luke vuelve desesperado para encontrar muertos a sus tíos: copia escenas puntuales de The Searchers (1956), de John Ford, a la vez que despliega la iconografía del género en su totalidad.
También las películas de piratas, los seriales estilo Flash Gordon, el cine bélico del Hollywood clásico, el cine de terror, la ciencia ficción desde Metrópolis en adelante y por supuesto una marcada presencia del cine japonés, en particular los films de Akira Kurosawa. Darth Vader tiene un casco que parece samurai y el guión del primer film de la saga tiene un gran parecido con La fortaleza oculta (1958), de Kurosawa. La mitología comparada de Joseph Campbell y el análisis de los cuentos de hadas de Bruno Bettelheim también fueron la base de los films.
Pues eso no ha cambiado con las series. The Mandalorian, una de las mejores series de la última década, tenía todos estos elementos. No fueron pocos los que notaron el parecido con El lobo solitario y su cachorro (Kozure Ôkami: Ko wo kashi ude kashi tsukamatsuru, 1972), el comienzo de la saga del gran personaje japonés. Aunque la película es mucho más dura, para público adulto, el protagonista es un hombre violento que rompe con una orden y se queda con un niño.
El resto de la serie toma el mismo puñado de géneros que la mitología de Star Wars. Hay capítulos que son, sin más, westerns o films de samurais, dos géneros en los que hay personajes solitarios que se enfrentan a diferentes peligros en situaciones siempre cambiantes, respondiendo solo a su ética personal y su sentido de la justicia.
El libro de Boba Fett tiene una conexión directa con El regreso del Jedi (The Return of the Jedi, 1983) y remite más al cine de aventuras, con un espectacular ataque a un tren que recuerda algunas escenas Lawrence de Arabia (1962) entre otras joyas del cine clásico. Una vez más, la multiplicidad de géneros es la explicación de la facilidad con que Star Wars logra volverse tan popular. Además, aquí están todos los momentos y los personajes conocidos en una mezcla de mercenarios, cantinas y contrabandistas que arman una extensión del mundo que ya conocemos. La mitología comparada y la mezcla de géneros en un solo envase.
Es curioso: Lucas, que estaba obsesionado con los mitos, terminó creando una mitología a partir de una película.
Hoy el universo de Star Wars incluye una saga inicial a la que se le sumaron otras dos, pero también precuelas, films independientes, ramificaciones varias, series de animación, novelas, videojuegos y el grupo nuevo de series que se han estrenado desde hace tres años. Hay diferentes versiones y miradas complementarias sobre diferentes hechos y según por donde entre uno se encuentra con puntos de vista completamente diferentes.
The Mandalorian y El libro de Boba Fett son la prueba perfecta. Como los mitos que tanto ama Lucas, su universo ha dejado hace rato sus manos y ha comenzado a tener vida propia. Ni el propio Lucas podría haber imaginado algo así.
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